Sobre la pared de la calle Romero de Torres, como si el propio pintor estuviese dando pinceladas de luz entre las nubes, la perspectiva es de apenas medio metro. La rendija que hay entre el farol de la puerta del templo y el naranjo es el espacio exacto del Cautivo. De su efímera soledad. La voz del Villanueva se aflata en el silencio. Los costeros a tierra. ¡No enmendarse! ¡No achuchad! Y por la mejilla derecha se fuga la vida. Luego, a lo lejos, el Señor camina con su túnica lisa en péndulo hasta no se sabe qué memoria. Y se amarra las manos al tiempo. Al del reloj y al de los satélites. Pero está prendido en el Tiro… Ver Más
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Author : (abc)
Publish date : 2025-04-14 21:03:00
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Cautivos del tiempo
