En nuestro país contamos con muchas costumbres diferentes que nos diferencian de otros países y marcan nuestra cultura de manera notable. Una de las más conocidas y populares, casi estereotípicas, es la echar la siesta. Escuchar flamenco, los toros, comer jamón o las celebraciones de todo tipo de fiestas también son algunas de las marcas mas españolas que reconocen dentro y fuera de España. Pero si nos adentramos más en el costumbrismo y el día a día de los españoles y españolas podemos encontrar algo casi tan español como lo anteriormente mencionado y que puede que para muchos pase desapercibido: comer pipas que pelamos nosotros mismos. Seguro que alguna vez has visto o has protagonizado la estampa de estar pelando y comiendo pipas en el parque, mientras vez una película o cuando bebes algo en un bar. Esta situación es algo muy común en nuestro país y más singular de lo que creemos pues, en países vecinos como Portugal, Italia, Francia, Alemania, Inglaterra y demás lugares en Europa, las pipas no se comen y, si se consumen, es ya peladas y como parte de algún otro plato, no como snack. Pero, ¿de dónde viene esta costumbre que parece solo darse en España? Para responder a esta cuestión debemos remontarnos al siglo XX y no precisamente en nuestro país, si no en Rusia. A pesar de que el girasol y, por tanto, las pipas, vienen de América, con el paso de los años se establecieron como plantas decorativas por Europa. Al cabo del tiempo se descubrió que su fruto se podía aprovechar para hacer aceite, usando las semillas, y fueron los campesinos rusos los que probaron las pipas y las empezaron a consumir , cuando eran el segundo productor más grande del mundo de este producto. Después de la Revolución de 1917 su ingesta se extendió a las grandes ciudades del territorio ruso. En el caso de España, este diario publicó en 1934 un artículo en el que se hablaba de una «modesta industria agrícola que prospera», haciendo referencia al cultivo de pipas de girasol en zonas de Castilla y contando la historia del El Tío Vigüela, quien habría sido uno de los primeros en vender las semillas a comerciantes de Madrid. Así, también se asocia la popularidad de las pipas como snack a la época de la Guerra Civil, cuando escaseaban productos como el caramelo, el cacahuete o el regaliz, y las pipas los sustituyeron tomándose como un picoteo más barato pero que entretenía igual. Atendiendo a ciertas leyendas, se dice que durante el franquismo se veía con malos ojos que alguien comiese pipas, pues se asociaba a un hábito comunista. Sea como fuera, la costumbre de comer estas semillas de girasol con un toque de sal o tostadas, abiertas con las manos y los dientes , continúa hasta estos días y hace que seamos de los pocos países que las tomen de esta manera, uniéndose a ello Rusia, como mencionamos y algunas zonas de Bulgaria y Ucrania. En China también las comen, pero en una vrsión más dulce o aromatizadas con canela o gengibre, por ejemplo. En España se pueden ver campos de girasoles en algunas zonas de interior, sin embargo, la producción nacional no es la que abastece a España de este producto. En su lugar, la mayor parte de las pipas que se comen en nuestro país vienen de Estados Unidos, Turquía o Argentina , ya que estos producen pipas blancas o ‘de boca’ que es como se llama a las pipas que no se utilizan para hacer aceite o para dar de comer a los animales. Tal como explica a ‘ La Vanguardia ‘ Ramón García, agricultor sevillano, la razón es que los precios no son competitivos con los de estos dos países, ya que en España ha sido tradicionalmente un cultivo de secano, con un rendimiento inferior a su plantación en regadío: «Además, el problema principal de la pipa blanca es el jopo, una planta que coloniza las raíces del girasol y se aprovecha de su energía. En las variedades para aceite se ha podido solventar, pero en la pipa blanca todavía no». Lo que sí se hace en España son los últimos pasos para poder comencializarla, como tostarla y salarla, ya que en nuestro país unas de las pipas más consumidas y elegidas con al punto de sal o también conocidas como ‘aguasal’. Además, las pipas de los países mencionados suelen ser más grandes y agradables al paladar. Respecto a las bondades nutricionales de las pipas de girasol, se dice que lo ideal es tomar un puñado, algo que nos aportará fitonutrientes, propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, grasas poliinsaturadas coo el omega 3, zinc, selenio, vitamina E y B, hierro, fósforo, potasio, o magnesio, entre otros elementos. Si no se toman con moderación y abusamos de ellas, al ser un alimento graso pueden contribuir a aumento de peso, además de dar problemas renales o provocar mal olor en el sudor o el aliento.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-08-24 08:00:04
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