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Escuela de calor



Hace calor, un calor de verano. Como siempre. Un calor que se suma al de junio y julio, que seguro querrá robarle hojas al otoño. La cuestión es determinar si a estas alturas debemos resignarnos a sufrirlo con el tradicional arsenal del abanico, el botijo y el pañuelo de los cuatro nudos, o deberíamos ser más ambiciosos. Combatir el calor con nuevos métodos fue uno de los objetivos de la lejana Exposición de 1992, pero aquel aspersor gigante de la bola de la Cartuja se secó hace tiempo y cayó, como tanto olvido, sobre nuestra conciencia. Para redimirnos pedimos más dinero a Europa con el que experimentar en el mismo lugar del crimen un espacio bioclimático. También quedó abandonado. Con estos antecedentes cuesta creer a los alcaldes que prometen hacer de Sevilla una ciudad de clima amable en agosto. Deshacer el oxímoron es un titánico objetivo que, de partida, precisa de recursos económicos que no tenemos. No lograremos nada si no está en la conciencia de todos, empezando por los urbanistas que aprueban obras como los inevitablemente soleados bajos del Paseo Marqués de Contadero. Si añadimos que poner un toldo en Sevilla requiere más burocracia y paciencia que la gestión de una ayuda a la dependencia, entenderán que sea escéptico sobre el éxito del proyecto de Sanz de legarnos en 2027 una ‘Sevilla verde, llena de agua y sombra’. Sobre todo porque las respuestas a las urgencias son puro escapismo. Si usted no ha estado animando en la grada del pabellón de Alcosa en junio en una final de los juegos municipales usted no sabe lo que es la pirólisis. Pero cuando se pregunta al Ayuntamiento qué va a hacer para climatizar estos espacios y hacerlos habitables en verano, argumentan que son espacios muy grandes, estructuras ya construidas que no admiten climatización y que, si así fuera, el consumo de electricidad sería inasumible. Como, además, no hay dinero para hacerlo, se lo tendríamos que pedir a Europa, y no nos lo dará al no ser un proyecto sostenible… Solución: se abren las puertas de uno y otro lado del pabellón para que corra el aire (caliente) si es que quiere entrar. El pañuelo de los cuatro nudos. Apelar a la sostenibilidad solo sirve de evasiva y cuando se impone suele ser engañoso, como ha ocurrido en la villa olímpica, con sus camas de cartón y los atletas durmiendo al raso. Sevilla no aprovechó haber sido durante años la referencia principal del calor en los telediarios para proyectarse como una potencia en investigación y desarrollo de métodos para hacer frente al calor extremo. Este fin de semana en el País Vasco han tenido temperaturas por encima de las registradas en el aeropuerto de San Pablo. Estoy convencido de que arriba desarrollarán tecnología, o simplemente climatizarán todo lo que sea climatizable. No les faltarán fondos. Nosotros seguiremos siendo campeones de giro de muñeca en abanico y levantamiento de botijo.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-08-12 19:12:54

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