A la argelina Imane Khelif se le ha unido este sábado la taiwanesa Lin Yu-tin. Ambas fueron excluidas del Mundial de Nueva Delhi en 2023 por no haber superado los test biológicos y ambas acaban de proclamarse campeonas olímpicas de boxeo, cada una en su categoría. Los focos han apuntado más a Khelif por el sonoro abandono de la púgil italiana Angela Carini a los 40 segundos de su combate , pero sus casos son idénticos. La Asociación Internacional de Boxeo insiste en que sus análisis demostraron que las dos poseen el cromosoma XY, mientras que el COI rebate que esas pruebas no tenían ninguna fiabilidad y que ambas habían nacido mujeres, habían sido criadas como mujeres, sus pasaportes decían que eran mujeres y habían competido en muchos torneos femeninos. Esta es quizá la parte más sorprendente. Las dos estuvieron en Tokio, pero no se mostraron en absoluto tan dominadoras y expeditivas. Lin no pasó de la primera ronda y Khelif fue eliminada en cuartos. En París , sin embargo, su autoridad ha sido incontestable. Sobre todo en el caso de la argelina. La taiwanesa ha ido sacando sus combates sin golpes definitivos, aunque siempre con la decisión unánime de todos los jueces. Algunas de sus rivales, como la búlgara Staneva o la turca Yildiz, hicieron el gesto de la X con las manos tras ser derrotadas por Lin. En su última pelea, la sonriente y expresiva polaca Julia Szeremeta no le planteó problema alguno. La púgil taiwanesa, más alta y contundente, dominó el cuadrilátero de principio a fin, sin conceder a su oponente un respiro. Szeremeta no pudo frenar el ataque sostenido de Lin, aunque en una ocasión, en el tercer asalto, estuvo a punto de dar con ella en la lona. Ganó la taiwanesa por unanimidad, sin ceder un solo punto, sin dar nunca sensación de fragilidad, sin incertidumbre. Acabó besando el ring y llevando a caballito a su entrenador. En el palmarés de ambas brilla por fin el oro olímpico . Pero la polémica continuará y ya se ha abierto una vertiente judicial. El abogado de la púgil argelina, Nabil Boundi, ha anunciado en redes sociales la interposición de una denuncia ante la corte penal francesa por ciberacoso. «Justamente ganadora de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París, la boxeadora Imane Khelif ha decidido emprender otro combate: el de la justicia, la dignidad y el honor», dice el comunicado. «La investigación determinará quién está detrás de esta campaña misógina, racista y sexista, pero también se extenderá a aquellos que han alimentado este linchamiento», abunda. El letrado concluye que «el acoso inicuo» que ha sufrido Khelif se ha convertido «en la principal mancha de estos Juegos». A la hora de determinar «quién está detrás», será fácil tirar del hilo hasta llegar a la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) . Este organismo, acusado de corrupción y amiguismo, fue el que las sometió a test bioquímicos «dadas las quejas de otras boxeadoras». El jefe médico de la IBA, Ioannis Filipatos, insistió en una rueda de prensa en que los análisis habían demostrado que tenían los mismos niveles de testosterona que un hombre. A Khelif la retiraron del Mundial de Nueva Delhi cuando iba a disputar la final y a Lin le quitaron la medalla de bronce que había ganado. Sin embargo, tanto el COI como sus respectivos países las defienden. El pasado viernes, las calles de muchas ciudades argelinas se llenaron de gente con banderas celebrando el triunfo de su compatriota. Después de su victoria, Khelif clamó ante los medios: «Soy una mujer, siempre he sido una mujer, me siento orgullosa de ser una mujer».
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Author : (abc)
Publish date : 2024-08-10 22:48:04
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