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El síndrome del desgaste profesional o del ‘trabajador quemado’, conocido como síndrome ‘burnout’ , se ha convertido en un problema creciente entre los profesionales sanitarios, afectando particularmente a los oncólogos, debido a «las intensas demandas emocionales» que conlleva la especialidad. Según los últimos datos que manejan la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) y la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), casi seis de cada diez oncólogos (un 57%) presenta signos de agotamiento profesional, un 25% se plantea cambiar su carrera, y más de un tercio (38%) contempla incluso dejar la profesión. Las sociedades científicas subrayan, en este sentido, la importancia de actuar de forma preventiva para minimizar el impacto de esta situación en el colectivo, ya que, de no revertirse, «podría impactar en la asistencia a estos pacientes». «Si no procuramos a estos profesionales un entorno de bienestar y se impulsan medidas dirigidas a prevenir estas situaciones en los próximos años podría haber un problema importante porque las bajas de estos profesionales, por su alto grado de especialización, son difíciles de cubrir, y a la larga eso repercutiría en la asistencia«, ha advertido la doctora Ángela Lamarca , portavoz de ESMO. Para llegar a estas cifras las dos sociedades científicas han encuestado a un total de 1.269 profesionales de más de 104 países del mundo. Los resultados, que han activado las alarmas en la especialidad, han empeorado tras la pandemia, cuando este colectivo médico, como el resto de profesionales sanitarios, sufrieron los estragos de afrontar la emergencia sanitaria con recursos limitados. El colectivo ha querido ahora poner el foco en esta realidad con motivo de la celebración del congreso europeo anual de Oncología Médica ( ESMO 2024) que se celebrará en Barcelona del viernes 13 al martes 17 de septiembre. Los responsables de las dos sociedades médicas han advertido en rueda de prensa de los riesgos del desgaste profesional de los oncólogos por su «significativo impacto en los sistemas de salud y su posible repercusión en la calidad de la atención a los pacientes». En este sentido, han recordado que el síndrome de ‘burnout’ puede provocar problemas crónicos de salud , como cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, obesidad y trastornos mentales que pueden dar lugar a una disminución de la calidad de satisfacción profesional y una menor sensación de logro. Además, también se asocia con la reducción de las horas de trabajo, el absentismo, la jubilación anticipada de la práctica clínica y la reducción de la esperanza de vida. Un estudio realizado en 2014 por ESMO reveló que más del 70% de los oncólogos jóvenes ya presentaba signos de agotamiento profesional. En los últimos años, y especialmente tras la pandemia, esta situación se ha agravado, con encuestas recientes que indican que hasta el 57% de los oncólogos europeos se sienten afectados por el ‘burnout’, y más del 40% están en riesgo de sufrir problemas de bienestar psicológico . Andrés Cervantes , presidente de la ESMO, considera que el éxito del Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer y la reducción de las desigualdades en el acceso a la atención oncológica dependen de que esta crisis de desgaste profesional se aborde de manera urgente y coordinada. «ESMO apoya firmemente la creación de una Directiva de la Unión Europea que aborde los riesgos psicosociales relacionados con el trabajo y que busque prevenir el ‘burnout’ entre los profesionales de la salud. Las recomendaciones del Grupo de Resiliencia de ESMO, creado en 2019 para abordar esta problemática, son un recurso clave para demostrar que el problema no solo es real, sino que puede resolverse con acciones concretas y una voluntad decidida de todas las partes implicadas», apunta Cervantes. La doctora Elena Élez, miembro de los Grupos de Trabajo de Resiliencia de ESMO y SEOM, ha señalado que la tendencia en España va en línea con lo observado por la sociedad europea: «Tras la pandemia, en SEOM realizamos una encuesta y uno de cada cuatro médicos jóvenes había considerado cambiar de especialidad». A su juicio, «estas cifras son alarmantes y subrayan la necesidad de formación y seguimiento continuo desde el grado, la residencia y durante toda la carrera profesional». Esta experta también ha asegurado que el desgaste profesional tiene un impacto directo en la calidad de la atención al paciente y en el propio Sistema Nacional de Salud . «Diversos estudios han demostrado que el ‘burnout’ no solo puede repercutir en la atención al paciente, sino que también tiene repercusiones económicas. El problema radica en gran parte a que en muchas ocasiones no se detecta a tiempo», ha apuntado. Por su parte, el doctor César Serrano , secretario de la SEOM, coincide con Élez en que «la situación de la incidencia de burnout’ en la oncología médica en España no parece diferir de la del entorno europeo». «Es fundamental implementar todas las medidas posibles para mejorar el bienestar de los oncólogos en el día a día, para prevenir que ocurra esta situación, y si desgraciadamente ocurre, tener disponibles todos los recursos suficientes para una recuperación completa del profesional», señala Serrano . «En este sentido, -añade el oncólogo- se requiere una implicación transversal de múltiples estamentos como sociedades científicas, servicios de Oncología Médica y órganos de gestión sanitaria autonómicos y nacional». Entre las recomendaciones de las sociedades médicas para paliar esta situación en el colectivo se encuentran la de «mejorar la comunicación organizativa», «proporcionar a estos profesionales una supervisión individualizada y tutorías», «garantizarles cargas de trabajo manejables» y «proporcionarles un entorno de trabajo agradable con recursos de bienestar».
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Author : (abc)
Publish date : 2024-09-10 14:25:00
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