Otra de las tareas que se ha arrogado el Turina es la de dar a conocer a los talentos musicales sevillanos que por diversas razones desconocemos y que deberíamos empezar a valorar. Aunque a Óscar Martín ya pudimos verlo por primera vez en 1995 con la Orquesta de Cámara de Conservatorio Superior dirigida por Juan Luis Pérez en el ‘Primero’ de Beethoven , y en 2004 con la ROSS a las órdenes de Jerome Ireland. A pesar de su experiencia, nos ha sorprendido el planteamiento del programa, que presentaba una estructura muy habitual hace un tiempo, y que seguramente se dejó de llevar por lo mismo que vamos a comentar hoy: comenzaba el recital en el barroco ( Bach ), seguía con el clasicismo ( Mozart ), continuó con el romanticismo ( Schumann ), para llegar al siglo XX con el posromanticismo de Rachmaninov , todo lo cual es algo que casi nunca suele dar resultado. Principalmente porque semejante recorrido en cuatro obras sin cambiar de enfoque produce efectos irregulares. La música de Bach se sustenta generalmente sobre texturas contrapuntísticas, en la superposición de voces, que deben quedar expuestas con toda claridad e independencia, dejando al oído del espectador la capacidad de discernir el camino de las dos, tres o cuatro voces litigantes, caso de la ‘Suite francesa nº1’ en Re menor BWV 812 de Bach. Y aunque el pianista tuvo un cuidado extremo en el uso del pedal, el sonido resultante fue mullido y complaciente, a costa de que las voces perdieran algo de definición, al oírse envueltas en un halo de armónicos. No entraremos en la cuestión de clave/piano, porque los dos instrumentos nos parecen adecuados, siempre y cuando el piano recuerde que estas obras están escritas para clave, que no tenía pedal, y por lo tanto su traslación debe respetar esto. De hecho, cuando se quiere buscar este efecto, el compositor barroco sostiene la nota en el clave manteniendo la tecla pulsada; a este sonido se le llama precisamente ‘nota pedal’, aunque en realidad en este caso se haga con la mano y no con el pie. La diferencia está en que con la(s) tecla(s) pulsada(s) sólo se prolonga una sola nota (o las elegidas por el compositor), pero no todas a la vez indiscriminadamente. El paso al clasicismo vino con la ‘Sonata para piano nº3’ en Si bemol mayor KV 281/189f de Mozart , cuando ya se escribían las obras para el piano, pero no dejó de plantear el mismo problema, sólo que aquí la causa era otra: el estilo es diáfano para la melodía principal, que aquí se encuentra apoyada en un acompañamiento, y de su claridad expositiva depende el interés en su seguimiento. Insistimos en el primor también aquí con el pedal, pero los temas no pueden quedar envueltos en nubes de sonidos (ya dijimos lo mismo con Trifonov). Porque ese pequeño ‘pellizco’ al pedal podía coincidir -y coincidió- con una rápida escala, por ejemplo, que quedaba emborronada instantáneamente. Y precisamente esta sonata que muchos consideran como la más mozartiana de todas las sonatas, aquí, además, recibió un trato un tanto personal, particular, a su aire, un cierto rubateo que despistaba. Pero se acabó. Apareció la primera obra verdaderamente romántica, y el genio salió de la lámpara. Ahora se trataba del Schumann más Schumann: nos referimos a la ‘Arabeske’ en Do mayor Op.18 , y de eso Martín Castro tenía mucho que decir, porque desde este instante la melodía emergía entre las olas de un mar de esperanza, ante la nostalgia de Robert por el amor de Clara , que finalmente terminaría consiguiendo, a pesar de oposición del padre. Y todo eso estaba ahí, envuelto en intensidad, dramatismo, declamación o añoranza. Hemos de decir que creemos no haber oído nunca en directo la ‘Sonata para piano nº1′ en Re menor Op.28 de Rachmaninov . La explicación es porque se programa poco, seguramente debido a que es una obra extremadamente difícil para el pianista, y no fácil de escuchar para el público, que tal es la densidad, la condensación y la opacidad de sus pentagramas, a lo que debemos añadir que en estas condiciones la media hora que suele durar se hace más larga. Pero no menos cierto es que los pianistas que la interpretan en disco a veces deben considerar que es suficiente con tocarla, y no pretender que nos hable, que revele las ideas que se encuentran entre la tupida trama que la envuelve. Para empezar, Martín la dominaba a placer , y su temática resplandecía (o se ensombrecía) al aflorar o sumergirse entre lo que la rodeaba, texturas intrincadas al más puro estilo lisztiano, cuando no adoptaba un aire netamente romántico –’Lento’- recordando a Chaikovski. Y si en ‘Arabesco’ ya metía el pedal sin temor, ahora en las secciones más abruptas es que no levantaba el pie; pero, sin embargo, todo refulgía como el oro. Aplausos más que merecidos, a los que el pianista correspondió con una propina de Chaikovski (‘Octubre’) , para recordar la muerte hace sólo tres días de su maestro Tibor Szàsz .
Source link : https://www.abc.es/queplan/sevilla/conciertos/oscar-martin-pianismo-romantico-20250427022018-nts.html
Author : (abc)
Publish date : 2025-04-27 00:20:00
Copyright for syndicated content belongs to the linked Source.
Trending
- Queen Elizabeth’s age-defying lunch packed with nutrients she had every day
- Teary-eyed Conor Benn says Chris Eubank Jr defeat ‘hard to swallow’ as he plans his revenge
- ‘Rights can be knocked out in a second’: older trans women shocked by supreme court ruling
- Final Glastonbury tickets sell out in 20 minutes
- Princess Lilibet’s adorable American accent is heard for the first time as she gives her two-word verdict on Meghan Markle’s jam
- Feuer: Mann beim Löschversuch von Brand in Küche schwer verletzt
- Verbot in Jordanien: Durch den Gazakrieg wurden die Muslimbrüder zur Gefahr
- Hafen im Iran: Zahl der Toten nach Explosion im Iran steigt auf mindestens 25
Sunday, April 27