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La venta de flores ha sido, hasta hace relativamente poco tiempo, un sector bastante tradicional. La digitalización ha dado un giro importante a este tipo de negocios, cada vez más innovadores, y está atrayendo el talento de muchos emprendedores. «Nos hemos tenido que adaptar. Han surgido muchas empresas de venta online, y nos comen el terreno. Por eso las floristerías tradicionales trabajamos mucho la web y las redes sociales», indica Fernando Ríos, vicepresidente de la Asociación Española de Floristas (AEFI). A este tipo de negocios les ha ayudado la digitalización en distintos aspectos, como «a la hora de comprar las flores, podemos hacerlo por la web y no tenemos que visitar a los proveedores», resalta Ríos. La página web «funciona como un catálogo para nuestros clientes, a quienes les gusta ver la oferta que tenemos antes de ir a comprar, o cuando hacen los encargos por teléfono», añade. A la hora del pago, ya no solo el uso de tarjeta «sino por Bizum, lo cual nos ayuda a reducir el número de morosos», pone como ejemplo Ríos. Son muchas otras las ventajas que las herramientas digitales han traído al sector, como el control del stock, «no tanto en lo que se refiere a las flores naturales, porque su venta es rápida, pero sí todos los complementos», subraya Fernando Ríos. Así como el reparto de ramos, que se ha visto beneficiado con la aparición de distintas plataformas en las que están presentes y mejoran considerablemente sus ventas, en especial fechas como el Día de la Madre o San Valentín. Desde AEFI también señalan algunos aspectos negativos que han traído los cambios, una vez que «no todos los establecimientos han sabido adaptarse y han cerrado. Hay empresas que han empezado a vender flores muy baratas y si luego la calidad no es buena hacen daño a todo el sector, ya que los clientes pueden dejar de comprar flores si la experiencia es mala», puntualiza. Hace apenas unos días AEFI celebró su congreso anual donde abordaron los temas que más preocupan al sector, como el convenio de la floristería o el de la sostenibilidad. «Tratamos de facilitar a todos nuestros asociados (505) herramientas para que puedan trabajar aspectos como la eliminación de los plásticos, la reducción de la huella de carbono… Y también estamos trabajando en una red de intercambio de ramos de flores», explica el vicepresidente de la asociación. Apuestan también por la formación y para atraer a las nuevas generaciones organizan el campeonato de España de arte floral. La asociación cuanta con socios por todo el territorio tanto en las grandes ciudades como en pequeñas localidades. Y precisamente en Brihuega (Guadalajara), donde se celebró el congreso, la florista del pueblo es un buen ejemplo que lo supone adaptarse a las nuevas tecnologías. «A través de Instagram informa a sus clientes del mantenimiento de las flores», pone como ejemplo Ríos. Si miramos para el ecosistema emprendedor descubrimos diferentes startups que han apostado por este sector, pero con una visión diferente, tratando de aportar valor. Gustavo Vaquero y Carlos Piñeyroa son los fundadores de Gus&Flowers , que se define como un atelier en innovación de arte floral. «Nuestro lema ‘Tout le contraire’ resume nuestra vocación por llevar al imaginario de la gente enormes nuevas posibilidades de las flores», cuenta Carlos Piñeyroa. Resalta sus dos principales innovaciones. Una, la de ser «una de las floristerías más sostenibles de España». Recuerda que la mayor parte de las flores de las floristerías en España son de importación de países como Kenia, Ecuador, Colombia, Países Bajos… «generando una alta huella medioambiental por el traslado desde esos países a España de las flores». En su caso, usan un 70% de flores de procedencia nacional, «no tenemos cámaras frigoríficas, ya que usamos geotermia para la refrigeración de las flores, y no empleamos nada de plástico, ni para envolver, ni las espumas verdes de centros que están elaboradas de microplásticos». Por otro lado, innovan en el desarrollo de producto. «Nosotros trabajamos con un binomio de innovación que consiste en añadir a la palabra flores cualquier otra que no tenga nada que ver, y resultado de ese binomio es un producto nuevo», explica el socio de Gus&Flowers. Por ejemplo, han desarrollado ‘Larga vida a las flores’ que es la posibilidad de crear una pieza de cerámica exclusivamente para cada cliente por parte de Pilar González, su ceramista residente, «que no sólo crea esa pieza, sino que la esmalta con las cenizas del ramo que has comprado, de tal manera que pasamos de algo efímero como las flores de tu ramo a algo eterno, como la cerámica que ha quedado esmaltada con las cenizas de tu ramo», matiza. Carlos Piñeyroa considera el comercio minorista de flores un sector muy tradicional y poco innovador. «Nosotros hemos visto esto más que como amenaza como una enorme oportunidad. De hecho, nuestro posicionamiento es que somos bastante innovadores (disruptivos en algunos casos) y sostenibles, y ahí esos dos atributos de marca nos están posicionando muy bien en toda España, a pesar de que sólo vendemos, por razones de sostenibilidad y de respeto al comercio de proximidad , en el área metropolitana de Madrid», puntualiza el cofundador. La innovación es básica para ellos y así lo acreditan diferentes reconocimientos que han recibido como ser finalistas de la edición 2023 de Madrid Emprende o de 50+ Emprende de Fundación Endesa y Fundación Mashumano. «La gente ve en nosotros la oportunidad de hacer con sus flores cosas totalmente diferentes», resalta. Más allá del e-commerce o del marketing digital, en Gus&Flowers son muy conscientes de la omnicanalidad. «No hay nada que hagamos en lo digital que no tenga su réplica en lo analógico y viceversa. Y te diremos más: lo analógico muchas veces es lo que lidera luego lo digital». Están desarrollando dos proyectos digitales de innovación. Uno de ellos tiene que ver con la trazabilidad de las flores, y el otro con la experiencia de cliente. «Pero sin duda hemos sido distinguidos con ese atributo por unir AR ( realidad aumentada ) con las flores, haciendo que las historias que cuentan las flores se incrementen a través de la realidad aumentada que surge de los centros de flores, bien con temática empresarial bien con temática como la navideña», cuenta el cofundador. Óscar Gallego, Carles Grau y Carol Frau lanzaron hace cinco años y medio Blaine, una startup española que fabrica artesanalmente plantas decorativas muy realistas para comercios B2B y B2C. Estos amigos eran conscientes de que el mundo caminaba hacia la optimización del tiempo, y dentro del sector de plantas y flores optaron por dedicarse a la planta artificial que está creciendo mucho gracias a la tecnología. «Sabíamos que el mundo de las flores era un sector muy atomizado, con mucha gente haciendo lo mismo, que se pelean por un producto perfecto y buscamos una propuesta de valor», indica Óscar Gallego, CEO de Blaine. Además de optar por este producto también basaron su negocio en la digitalización y en la experiencia del cliente. Ofrecen un producto que combina natural con artificial. «Nuestros árboles son un tronco natural donde metemos las hojas artificiales para que el impacto sea natural», cuenta Gallego. Fabrican el producto en España, controlando todo el proceso de dicha fabricación y la cadena de distribución. «La clave ha sido que todo sea digital. Hemos desarrollado una tecnología propia. En un tiempo récord producimos, enviamos y montamos a nuestros clientes», resalta el CEO. Con el mismo producto ofrecen dos servicios. Por un lado, la venta de flores y plantas destinado a particulares, con referencias de mucha calidad, y por otro, el servicio de interiorismo. En el primer caso, el producto llega en una caja «con toda la información sobre su mantenimiento». En el segundo, conocido como Blaine Pro, asesoran a sus clientes, tanto particulares como empresas, para decorar con plantas un rincón de la casa, una estancia o un local. «Decoramos más de 60 negocios diarios de muy diversos sectores, como pueden ser restaurantes, peluquerías, oficinas, hospitales… Ofrecemos todo el servicio de asesoramiento, interiorismo y montadores», explica el CEO. Y todo ello de forma digital: piden fotos a los clientes, las digitalizan y en apenas dos horas tienen su proyecto y su presupuesto. La fábrica está a 20 kilómetros de distancia de Barcelona y aseguran que el concepto de ‘hecho en España’ lo promocionan mucho en Europa. Su producto es ignífugo, además de no arder con el fuego permite disminuir la llama. Óscar Gallego asegura que no quieren ser el sustituto de la planta natural sino su complemento. Saben que las personas están menos en casa, pero les gusta tener todo bien «y es un segmento del sector floral que está creciendo mucho», subraya. Desde que comenzaron en 2019 han ido creciendo un 300% al año y en 2024 facturaron 4 millones que este año esperan multiplicar por 2,5. Están en 18 países y con Europa como principal objetivo. Antes de dar el salto a nuevos mercados quieren consolidarse en los que están presentes. La startup Colvin tenía claro desde el principio la idea de «transformar un sector muy tradicional como el de la flor cortada. Apostamos por un modelo digital directo al consumidor, con diseños propios y una marca emocionalmente conectada con su comunidad», indica Mireia Aldomà, diseñadora floral en Calvin. En lugar de competir solo en precio o volumen, pusieron el foco en el producto, la experiencia y la marca. Romper con la cadena tradicional supuso un cambio de paradigma . «Eliminamos intermediarios innecesarios, lo que nos permitió ofrecer flores más frescas, con una mayor duración en casa, y a un precio más justo tanto para el cliente como para el productor. Esta desintermediación también nos ha dado mayor control sobre la calidad y la trazabilidad del producto», resalta Aldomà. La tecnología ha sido una palanca clave para escalar y mejorar toda su operativa: desde la previsión de demanda hasta la gestión logística y la personalización del producto. «Usamos herramientas de ‘data analytics’ para tomar decisiones en tiempo real, sistemas de gestión propios para los flujos logísticos y tecnología de optimización en nuestro catálogo», puntualiza la diseñadora floral. El marketing digital ha sido clave para crear la marca, especialmente en los primeros años. Les permitió construir una comunidad, conectar directamente con sus clientes y comunicar la propuesta de un modo auténtico. «Apostamos por el contenido emocional, campañas diferenciales y una voz de marca cercana, moderna y empática, que nos ayudó a posicionarnos como algo nuevo», relatan los responsables. Alrededor del 70% de sus flores se envían directamente desde el productor a sus centros logísticos, reduciendo tiempos y ganando en frescura. Además, ese 70% es de origen local. «En algunos casos, incluso logramos hacer envíos directos del campo al cliente, dependiendo del tipo de producto, en el caso de plantas más del 30% va directo del productor al cliente», matiza Aldomà.



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Author : (abc)

Publish date : 2025-04-13 02:35:00

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