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A pesar del nihilismo que determinados grupos políticos y sociales quieren imponer a la sociedad española, la Semana Santa parece renacer cada año con más fuerza. Desde el Domingo de Ramos, las calles de los pueblos y ciudades de España son invadidas por multitudes en torno a las imágenes de las procesiones, siguiendo los recorridos con olor a cera, músicas sagradas y el esplendor de los símbolos religiosos. Todo ello constituye un espectáculo de tradición y arte. Dejando a un lado las creencias de cada uno, es grato observar durante estos días que la vida del ciudadano no es sólo el desplazamiento a lugares masificados, viajes frenéticos con el viacrucis de víctimas en la carretera y el turismo, que sólo busca los placeres del hartazgo gastronómico. Estas actividades de ocio constituyen en la actualidad el auténtico opio del pueblo, las que interesan a la clase política, para obtener rebaños mansos de ciudadanos. «Se puede hundir España, con sus problemas sociales y económicos y con sus separatismos de campanario, pero mientras tengamos vacaciones no pasa nada». Así interesa a los dirigentes políticos que piense la mayoría de los españoles. José Fuentes Miranda . Ávila En la Tercera del pasado viernes se nos propone una medida muy interesante para ayudar a los padres en la conciliación de sus trabajos con la buena crianza de los hijos, y para que estos, con un «ocio estimulante» en el propio colegio, sean más felices. Héctor Cebolla resalta los beneficios del juego seguro y libre en el desarrollo infantil, a pesar de lo cual somos el país en el que los niños pasan menos tiempo en el colegio fuera de las horas lectivas. En otros tiempos, terminadas las clases, nuestros profesores nos organizaban campeonatos y torneos, ora de fútbol, ora de baloncesto, ora de ajedrez, de cartas… Incluso participaban nuestros propios maestros, haciendo de árbitros y de jueces de línea, con gran entusiasmo, como recuperando la infancia perdida. No sé, me ha parecido una muy buena propuesta la de la Tercera de ABC de este viernes, firmadas por Héctor Cebolla Boado, sociólogo e investigador del CSIC. José Luis Gardón . Madrid La escena se repite: vemos a Donald Trump sentado en un escritorio, saca un enorme rotulador negro y pinta con unos trazos enormes y puntiagudos lo que debe ser su firma. A continuación muestra su gran obra al público. Queda meridianamente claro que lo importante del documento es esa firma grotesca. El texto del documento no tiene importancia. Lo sustancial, lo importante, es esa huella exhibicionista. Es como el león que va marcando con orina su territorio. Trump marca la política interna de su país y del mundo con su firma de trazo negro y grueso. Como su pensamiento. Juan Manuel Carreño . Valencia



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Author : (abc)

Publish date : 2025-04-12 14:23:00

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