A Pablo Cambronero le cambió la vida de un día para otro. El policía nacional y exdiputado de Ciudadanos en el Parlamento andaluz y en el Congreso (abandonó ese partido en 2021 por discrepancias con Inés Arrimadas) se despertó mareado y con náuseas una mañana del pasado mes de octubre y nunca podría imaginar -ni en sus peores pesadillas- que ese día sería un antes y un después en su vida y que ya nada iba a ser como antes. «Nunca olvidaré ese día, me desperté con una sensación de mareo y pensé que era debido a que me había levantado demasiado rápido y que ya se me pasaría. No fue nada gradual, la noche anterior estaba perfecto y por la mañana me caía literalmente con una extraña sensación de no poder mantener el equilibrio». A Pablo no se le pasó el mareo y acudió a doctor Google. «Me asusté mucho porque identifiqué lo que me pasaba con lo que se decía en Internet de primeros síntomas de la ELA, casi me tenía que poner a hacer testamento. Pero fui a Urgencias y me hicieron muchas pruebas, un TAC, resonancias con contrastes y sin contrastes, de todo un poco, hasta que dieron con lo que tenía: una neuritis vestibular bilateral«. El exdiputado tuvo que comprarse un bastón para no caerse y con él (y las naúseas) se fue a trabajar en la unidad de investigación de la Policía Nacional en Sevilla, la ciudad donde vive desde hace 15 años. «Me fui a trabajar con el bastón, pero lo peor fue que me iba tropezando por la calle y moviéndome a derecha e izquierda a causa del vértigo, y la gente piensa que vas borracho. No sólo es una patología invalidante sino con estigma social». Este licenciado en Derecho y policía de 45 años de edad siempre fue muy deportista y mantenía una gran forma de física desde joven. Todo ese cambió aquella mañana de octubre y ahora se mueve con dificultad, no puede conducir y le cuesta un mundo levantarse de la cama a causa de una neuritis de la que hablará en primera persona este jueves en la cuarta edición de las Jornadas Multidisciplinares sobre Actualización en Vértigo que organiza e l Hospital de San Juan de Dios del Aljarafe. Pablo sufre una enfermedad para la que no hay tratamiento en este momento. «La neuritis vestibular unilateral es más frecuente y menos invalidante porque afecta solo al vestíbulo de un oído, mientras que la bilateral, que es la mía, afecta a los dos y es muy discapacitante. La mayoría de los médicos dicen que mi afectación es muy rara y que las posibilidades de recuperación son difíciles y que no es probable que pueda recuperar nunca mi estado anterior«, cuenta. »Si puedo encontrar un especialista que me cure, me caso con él -bromea- Ya no puedo hacer nada como hacía antes, ni ir a la cama, ni al baño, ni nada. Es muy duro y frustrante. De noche tampoco estoy en condiciones de salir. Estoy desesperado«. El policía y expolítico afincado en Sevilla sufre secuelas físicas pero también psicológicas a causa de su patología. «De ser una persona normal he pasado a no poder concentrarme. Después de dos ensayos publicados, me quedaba un solo capítulo para acabar mi primera novela y no soy capaz de terminarlo. La desestabilización visual hace que no veas a la gente por la calle, es una mezcla de claustrofia y agorafobia porque también me pasa en espacios abiertos. Tampoco puedo conducir y hace poco fui a Aracena con mi familia a ver la Gruta de las Maravillas y en el primer tramo de escalera me tuve que salir a vomitar« Cuenta Pablo Cambronero que « en esta enfermedad todo es súbito, ando de lado a lado todavía sin poder mantener una línea recta. Veo que la gente no tiene empatía y te dice cosas pensando que estás con una borrachera. Y eso hace que dejes de salir a la calle«, lamenta. No puede leer durante mucho tiempo seguido y tampoco escuchar música porque se le carga la parte frontal del cerebro. »Yo cierro los ojos y estoy flotando en el espacio, me caigo, es imposible mantener el equilibrio. Mi cerebro no encuentra referentes con los ojos cerrados «, cuenta. Una de las pocas cosas buenas que puede tener una enfermedad así es que obliga a sus víctimas a desarrollar otros sentidos, como ocurre con las personas ciegas. « Se me ha potenciado el oído externo y también el sentido del tacto. También he aprendido a caerme y a levantarme rápidamente. Me he caído mucho en estos seis meses, pero lo peor es la pérdida de la capacidad de concentración porque hago labores de investigación policial y de escritura que se ha quedado en stand by«, cuenta. Con 45 años Pablo Cambronero estaba en lo mejor de su carrera profesional y su enfermedad no sólo ha sido un terremoto en su vida sino también en la de su familia. «Tengo dos hijas de 9 y 6 años y ellas lo llevaron muy mal al principio. Siempre tenia mala cara, por las náuseas, y aspecto de enfermo, apaxrte de lo mal que ando. Yo era un policía muy deportista y con muy buena cara y se han tenido que adaptar y ahora me cogen de la mano por la calle para protegerme«, cuenta orgulloso de ellas. Cuenta también que llevaba 21 años trabajando como policía y que ésta ha sido su primera baja laboral desde que entró en el Cuerpo. «Aguanté una tirada pero me tuve que dar de baja en diciembre». No sabe cuándo podrá reincorporarse ni en qué condiciones.
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Author : (abc)
Publish date : 2025-04-09 04:53:00
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