El día 2 de marzo de 1932 , a las tres menos veinte de la madrugada, murió Sor Ángela, la fundadora de la Compañía de la Cruz . A la una de la madrugada entró en agonía y se avisó a todas las hermanas que no habían salido a la vela de noche por haberla realizado el día anterior. El párroco de San Pedro, don José de Vides, le administró los santos sacramentos . Las hermanas llenaban el cuarto y la galería contigua. En un momento dado se abrió un balcón para que respirase mejor porque tenía mucha fatiga. Aunque no se podía mover, Sor Ángela tuvo fuerzas para levantar su cuerpo de la tarima con los brazos alzados hacia el cielo. Sonrió con gran dulzura y exhaló tres suspiros antes de entregar su alma al Señor . Murió un miércoles, día dedicado a San José, y precisamente en el mes de marzo, que ella dedicó al Santo Patriarca, primer protector del Instituto y uno de sus santos predilectos, si no el que más. Murió rodeada de sus hijas que como decía el padre Javierre, su primer biógrafo, «la veneraron hasta los últimos extremos que haya inventado en la tierra el amor», y la quisieron «como no se puede querer más». Pero todo había comenzado nueve meses antes, el 7 de junio de 1931. Ese día, la fundadora, en ese momento de 85 años edad, se levantó con la comunidad y oyó misa. Al terminar de desayunar en el refectorio, cayó al suelo. Las Hermanas la colocaron en su tarima y el médico, don Juan de la Rosa, dijo que había sufrido una embolia cerebral con pronóstico muy grave. A los achaques propios de su edad, había que sumar su vida de severas penitencias y todo lo que sufrió en los meses de abril y mayo con la proclamación de la II República y los incidentes que ocurrieron en toda España. Las primeras palabras que pronunció fueron «Madre mía» dirigidas a la Virgen de la Salud. La embolia le paralizó el lado derecho del cuerpo. Empeoraba y mejoraba alternativamente, y el 28 de julio perdió el habla totalmente. Antes dijo con firmeza y energía: «He pedido al Señor que me ponga de modo que no tenga que intervenir en nada; que me deje un año de preparación para la muerte…». Las últimas palabras que pronunció fueron las del Padre Torres Padilla, cofundador y primer director del Instituto: «No olviden estos consejos de nuestro venerable Padre Torres: No ser, no querer ser, pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera…». La noticia de su muerte corrió como la pólvora por Sevilla. Las hermanas trasladaron su cuerpo en la tarima hasta el antiguo oratorio que estaba en el patio principal junto a la cripta. Desde el día 2 miércoles y hasta el sábado 5, día en que se enterró, puede decirse que toda Sevilla acudió a despedirse de la Madre de los Pobres y a rendirle el último homenaje. Se estimó que a diario desfilaron ante su cadáver unas setenta mil personas. El viernes día 4 varios doctores reconocieron el cadáver y dijeron que se encontraba en perfecto estado, sin rigidez cadavérica ni síntomas de descomposición. De ello levantó acta el notario Félix Sánchez Blanco. El sábado día 5 se celebró el entierro. El cuerpo fue depositado en la cripta del convento porque el Cardenal Ilundain, Pedro Parias, bienhechor del Instituto, así como el ministro de la Gobernación, y el alcalde de Sevilla, José González y Fernández de la Bandera, gestionaron el entierro en sagrado que prohibían las leyes de la República. También el día 5 por la tarde el Pleno del Ayuntamiento acordó por unanimidad que constase en acta el sentimiento de la Corporación por la muerte de la insigne religiosa y se rotulase con su nombre la calle Alcázares en la que estaba el Convento de las Hermanas de la Cruz. El 2 de marzo es tradicionalmente un día de colas para visitar el cuarto donde murió Sor Ángela y donde se guardan sus objetos personales. Este año que se conmemora el 150 aniversario de la fundación de la Compañía de las Hermanas de la Cruz, a las siete de la tarde se celebrará, además, la segunda jubilar de las proyectadas Las Hermanas de la Cruz llevan 150 años derramando amor a los últimos, los marginados, los pobres y enfermos, 150 años de sacrificio y entrega haciéndose pobres con los pobres. Y especialmente 2024 y 2025 son años de oro, muy fecundos, para esta congregación. La voluntad de Dios, a la que Sor Ángela quiso levantar un altar y cumplió este deseo todos los días de su vida, ha preparado una cadena de bendiciones para este Instituto que demuestran su predilección por él. Como dijo el obispo auxiliar de Sevilla, don Teodoro León, en su presentación de la Hermana María del Redentor, en el II Congreso de Hermandades y Piedad Popular «El carisma del Instituto de la Cruz es de santidad canonizada». Así desde 1982 hace 42 años, la Compañía de la Cruz, ha tenido el gozo de beatificar a su fundadora en el primer viaje de un Papa a España, y asistir a su Canonización el 4 de mayo en 2003, así como celebrar la Beatificación (18 septiembre de 2010) y la Canonización (18 de octubre de 2015) de Santa María de la Purísima, que tuvo un proceso meteórico y el pasado 9 de noviembre de 2024 la Beatificación del Padre José Torres Padilla, cofundador de las Hermanas de la Cruz, solo diez años después de iniciarse su proceso histórico. Todo un récord. En mayo de 2022 se promulgó el Decreto que declaraba que el padre Torres practicó todas las virtudes en grado heroico y el 14 de marzo de 2024 el Papa Francisco firmó el Decreto que aprobaba un milagro atribuido a la intercesión del padre Torres Padilla. Quiera Dios que muy pronto el apóstol de la caridad realice un nuevo milagro para que sea incluido en el número de los Santos. Precisamente la Beatificación del Padre Torres Padilla ha sido como la apertura espiritual de este Año Jubilar que celebran las Hermanas de la Cruz. Y también se puede considerar así la participación de las hijas de Santa Ángela en el II Congreso de Hermandades y Piedad Popular celebrado el pasado diciembre. Ha sido la primera vez que las Hermanas de la Cruz, en concreto, Hermana María del Redentor, superiora de Roma, por obediencia al prelado, han intervenido en un acto público, porque ellas siempre huyen del foco mediático y trabajan debajo de tierra como quería la fundadora. En la ponencia «Hacer presente el amor de Dios en medio de su pueblo», Hermana María del Redentor hizo una certera radiografía de las actuales pobrezas de todo tipo y expuso la vigencia del legado espiritual de Santa Ángela y el Beato José Torres Padilla, y del magisterio de la Iglesia, que las religiosas emplean con los necesitados y enfermos que socorren y atienden.
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Author : (abc)
Publish date : 2025-03-02 06:34:00
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