El Caníbal de Ventas, que se comió a su madre, continuará su condena en un psiquiátrico penitenciario

Alberto Sánchez, el joven español de 32 años apodado el ‘Caníbal de Ventas o de la Guindalera’, pasará el resto de su condena en un centro penitenciario psiquiátrico. Así lo ha podido saber ABC, después de las gestiones realizadas por su abogado, quien mantiene que el reo sufre distintos problemas mentales. Durante el juicio, los peritos negaron en su declaración ante el tribunal que presentara ninguna patología incapacitante. Pero, ahora, los técnicos de la cárcel donde se encuentra recluido han apreciado que sí está enfermo. Pronto se le notificará. En su sentencia, la Sección Quinta de la Audiencia Provincial no apreciaron eximente incompleta ni atenuante cualificada de alteración psíquica , que alegaba la defensa, cuando tuvieron lugar los hechos: «Ni por las pruebas documentales obrantes en autos ni por las declaraciones de los testigos que han depuesto en el acto del juicio oral, ha resultado probado que el acusado sufriera una alteración psíquica que le dificultara el procesamiento correcto de la información general que determinara una alteración grave de la conciencia de la realidad de forma que anulara sus facultades volitivas y cognoscitivas». El letrado de Alberto Sánchez, Julen Martínez, de Valmaseda Abogados, explica a este periódico que, tras su recurso, tanto la junta de tratamiento de la prisión madrileña como los peritos han redactado un informe en el que señalan que sufre esquizofrenia paranoide aguda y psicosis; es alguien con una patología dual, puesto que a ello hay que asociar el consumo de estupefacientes. Él siempre ha reconocido que estaba enganchado a los porros. Su próximo destino será el hospital penitenciario psiquiátrico de Fontcalent, en Alicante. En ese lugar ha permanecido, por ejemplo, la doctora Noelia de Mingo , quien fue condenada a estar recluida por acuchillar en 2003 a siete personas en el hospital Fundación Jiménez Díaz. Mató a tres y lo intentó con otras cuatro, debido a sus problemas mentales. Cuando abandonó Fontcalent en 2017, regresó a El Molar, su localidad de origen, donde quedó bajo la mera atención de su madre, octogenaria. Sin embargo, el 20 de septiembre de 2021 volvió al ataque: apuñaló a la gerente y a la cajera de un supermercado del pueblo, que resultaron heridas. El pasado 7 de enero, ABC publicaba en primicia una carta manuscrita desde la cárcel del Caníbal de Ventas , en la que manifestaba sobre sí mismo: «Sufrí una enajenación mental transitoria motivada por el consumo de cannabis y no vivía la realidad tal y como es, sino que deliraba y tenía psicosis y paranoia. Además, acabé haciéndole a mi madre lo que me decían las voces y lo que veía en mis alucinaciones visuales». Su letrado puso la maquinaria legal en marcha aproximadamente en Navidad, que es cuando recibió la misiva, y ha apelado que la condena de 15 años y 5 meses impuesta siga en otro tipo de recinto especializado. «Esta persona no tendría que estar en prisión, sino en un centro de salud mental. Hay peligro de que cuando salga a la calle cometa otro delito», manifiesta Martínez. «No se ha llevado este caso como deben ser. Es una persona con una enfermedad mental importante», dice. El espantoso crimen fue descubierto en febrero de 2019. Una amiga de la madre de Alberto acudió a la comisaría del distrito de Salamanca para denunciar que hacía tiempo que no sabía de ella. Una patrulla de la Policía Nacional se trasladó al domicilio, donde no debía estar el encausado porque pesaba sobre él una orden de alejamiento de su víctima, María Soledad Sánchez, de 66 años. Pero el joven les abrió la puerta y dijo: «Mi madre ha muerto. Está ahí dentro». Pese a esa sorpresa inicial, lo peor estaba por llegar. Porque se encontraron los restos que no se habían comido ni él ni el perro esparcidos por la casa. Alberto mató a su madre entre el 27 de enero y el 21 de febrero de 2019, la descuartizó y, durante al menos quince días, se alimentó con su cadáver. Tenía multitud de ‘tuppers’ con partes del cuerpo. La cabeza se encontraba sobre la cama; el cuero cabelludo, al lado; junto a la cama, las manos (aún conservaban hasta la pintura de uñas) y parte de los brazos, y el tronco dentro de la caseta del perro. En la mesa de la cocina, en unos platos, las piernas. Otros restos los conservaba congelados en táperes, uno de ellos abierto y con un tenedor dentro. Había un cuchillo en la bañera; en otra parte del piso, un serrucho; y vísceras en el cuarto de contadores.



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Author : (abc)

Publish date : 2025-02-20 03:27:00

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