Reconoce que no ha pasado por «experiencias muy desagradables» por su género, pero sí dice haber sentido el ‘síndrome de la impostora’ seguramente también influido por su condición de mujer. Incluso ser consciente de que le pasa igual que a la mayoría de la sociedad, que al ser preguntada por una figura de referencia científica, diría antes a Albert Einstein que a Marie Curie , a quien únicamente se nombraría si se pregunta por una mujer, sin tener muchos ejemplos femeninos más a mano. Prado Martín Moruno, investigadora y profesora del Instituto de Física de Partículas y del Cosmos (IPARCOS) de la Universidad Complutense de Madrid, lleva un año al frente del recién creado Nodo de Madrid de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) , desde donde se ha propuesto junto con su equipo promover la igualdad de derechos en el ámbito científico, así como crear nuevas vocaciones, sobre todo entre las chicas centrándose en las problemáticas de su región. Con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Martín Moruno participa en el centro CaixaForum de la Fundación ‘la Caixa’ en unas conferencias junto con María Martín Conde, profesora de Ingeniería Química Industrial y Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Madrid; y Gloria Platero Coello, profesora de investigación en el Instituto de Ciencias Materiales Madrid-CSIC, precisamente para reivindicar las aportaciones de grandes científicas y fomentar la igualdad de género en el ámbito de la ciencia y la tecnología, una asignatura aún pendiente. -AMIT-Madrid se creó el año pasado. ¿Con qué intención nace y cuál ha sido el balance? -AMIT como organización estatal lleva mucho tiempo funcionando. Sin embargo, se vio que alguno de los objetivos que perseguía, como despertar vocaciones entre las más jóvenes o la conciliación, se trabajan mejor a nivel regional. Ya se habían creado diferentes nodos como el de Aragón, el de Cataluña o Andalucía. En Madrid no ha surgido antes porque muchas de las representantes ya estaban aquí, pero sí echábamos en falta un poco más de sentimiento de red más fuerte. Así que nos reunimos en enero del pasado año y llegamos al quórum necesario para crear el nuevo nodo. Desde la junta nos transmitieron que estaban encantadas y que empezásemos a trabajar con normalidad, si bien se aprobó oficialmente en septiembre. -Y una vez que han empezado a trabajar, ¿cómo se han encontrado el panorama científico-femenino en la Comunidad de Madrid? -Depende de sobre qué tema preguntes. Por ejemplo, hasta ahora nuestra presencia en colegios se ha limitado a que nosotras mismas vamos a los centros de nuestros hijos o de nuestros conocidos en un esfuerzo que, hasta ahora, ha sido más individual que como asociación. Para empezar a actuar más como colectivo, este año, por ejemplo, hemos enviado propuestas de actividades a los colegios que nos han preguntado; y hemos puesto en marcha ‘ Ciencia gata ‘, una iniciativa que pretende difundir las historias, el trabajo y los logros científicos de las mujeres investigadoras vinculadas a la Comunidad de Madrid, como la física Gloria Platero, quien en 2023 recibió el Premio Emmy Noether, o la química y farmacéutica María Teresa Toral. Por otro lado, desde AMIT-MIT (el nodo de Mujeres por la Innovación y la Tecnología de AMIT) se lleva coordinando varios años en nuestra región una iniciativa de mucho éxito, ‘Una ingeniera en cada cole’. -¿Y en cuanto a las mujeres científicas que actualmente ejercen como tales? -Actualmente estamos analizando el estado de la conciliación del personal docente e investigador de la Comunidad de Madrid. Está siendo complicado porque cada universidad tiene su normativa. De momento, hemos planteado una mesa redonda con representantes de universidades para intentar avanzar un poco en el tema y sobre todo que las mujeres tengamos claros cuáles son nuestros derechos, porque nos hemos encontrado con que a veces directamente se desconocen. -¿Cree que durante los últimos años se ha conseguido avanzar en la visibilización y el reconocimiento de la mujer investigadora? -Creo que desde asociaciones como AMIT se ha logrado, por ejemplo, que se incluya a la mujer dentro de las leyes de Ciencia, que se potencie una mayor representación femenina. Yo soy de un área en el que hay muy pocas mujeres, así que no soy muy positiva al respecto, porque veo cómo siguen llegando pocas y, además, muchas se quedan por el camino. Mientras en otras áreas se quejan de que las mujeres no llegan a puestos de responsabilidad, lo que yo veo es que en la mía ni siquiera empiezan la carrera investigadora. -¿Ve algún brote verde al menos? -Veo muchos en el sentido de que cuando hacemos algún evento con gente joven hay interés y ganas. Hay mucho estereotipo también. El otro día leí un estudio en el que se señalaba que los roles de género se empiezan a interiorizar a partir de los cuatro años y asusta un poco. Pero cada vez se hacen más esfuerzos para que el problema, que evidentemente aún no está resuelto, mejore. -A su juicio, ¿cuál tiene que ser el papel de la administración? ¿Y el de la empresa privada? – Aquí podemos hablar de sesgos: hasta hace poco la gente relacionaba física teórica con Albert Einstein, además en una imagen con el pelo alborotado y la lengua fuera. Ahora hay nuevos referentes y hay muchos que piensan, por ejemplo, en Sheldon Cooper (protagonista de la serie ‘The Big Bang Theory’). Y está bien, a mí me hacía gracia y no quiero demonizarlo. Pero en este tipo de formatos que llegan tan lejos la mayoría de las veces no se muestra que hay distintas realidades y así a lo mejor luego no sirve de nada que vayan tres mujeres científicas a explicar su trabajo a un colegio. Y otro tema es el de la divulgación científica: nuestras socias, como otras investigadoras a título privado, deciden ir a colegios e institutos de forma voluntaria en su tiempo libre. Desde las instituciones quizá se podría intentar hacer algo para reconocerlo también en el trabajo. -¿Cuál ha sido su experiencia personal? -En general ha sido buena, porque si no no estaría donde estoy. Yo no he tenido experiencias muy desagradables. También tengo que decir que no he tenido muchas compañeras mujeres. Con el paso del tiempo, empiezas a reconocer que, en algunos momentos, he podido sentirme más insegura a medida que, es curioso, he ido sabiendo más cosas. El llamado ‘síndrome de la impostora’. En congresos y publicaciones no lo he notado, tampoco en las posibilidades de promoción porque aquí en España está más o menos reglado en el momento en el que consigues la plaza y, en principio, tienes las mismas posibilidades que tus compañeros. Eso siempre y cuando no tengas unas necesidades de conciliar que te lleven a cogerte una reducción de jornada, claro. -Porque embarazo y maternidad en un mundo tan competitivo como el de la ciencia están reñidas. -Las bajas por maternidad son complicadas cuando no tienes todavía un trabajo fijo, porque si dejas de publicar es posible que no consigas el próximo proyecto o contrato. Aunque eso, más que al género, sería relativo a la conciliación, en nuestra sociedad son las mujeres las que de media siguen invirtiendo más tiempo en los cuidados. Pero además el embarazo sí que sería algo nuestro, porque se tiene en cuenta la baja por maternidad, pero no la gestación. Y no todos los embarazos son iguales, tú no estás al 100%. Y si no tienes un trabajo fijo, no puedes permitirte no publicar en un año. Todo además en un mundo en el que es complicado estabilizarse antes de los 40 años. -¿Qué opina sobre los referentes femeninos en ciencia? ¿Quizá seguimos retroalimentando constantemente los viejos cánones masculinos? -Aquí hay dos cosas. Primero, el sesgo inconsciente que tenemos todos y todas, y me incluyo: cuando te pones a pensar en nombres, muchas veces son los de hombres los que te vienen a la cabeza. En este sentido, desde AMIT se ha creado una base de datos de científicas que no tienen por qué pertenecer a la asociación para estar presentes para que los medios puedan encontrar a expertas en el campo que necesiten. Hay otras iniciativas, como por ejemplo la de que en las listas de candidatos a los Premios Nacionales de Investigación aparezca el mismo número de hombres que de mujeres en las candidaturas, que me parecen bien: si luego el premio tiene que ir para tres señores, pues maravilloso; pero que se parta de una condición paritaria. -Su organigrama está completamente formado por mujeres. ¿Cuál cree que debe ser el papel del hombre en todo esto? -La asociación promueve la igualdad de oportunidades para científicos y científicas y busca crear nuevas vocaciones. De hecho, los hombres también se pueden asociar, aunque hay menos que mujeres. No se puede cambiar una situación si la mitad de la sociedad piensa que no hay un problema o, que si lo hay, no va con ellos. Pero hay muchos científicos que son conscientes de los datos, que notan que en algunas áreas siguen llegando menos chicas al máster y que quieren cambiar la situación, pero no saben cómo hacerlo. Creo, además, que no es solo un problema social, sino también de diversidad de ideas: hacen falta muchas mentes para resolver un problema; pero muchas y variadas, para que nos den diferentes puntos de vista. Hay estudios que señalan que los equipos de trabajo más diversos son más creativos.
Source link : https://www.abc.es/ciencia/puede-cambiar-mitad-sociedad-piensa-problema-20250211170521-nt.html
Author : (abc)
Publish date : 2025-02-11 16:07:00
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