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Los alumnos de la escuela de Atletismo ‘Corriendo tras un sueño’ (desarrollada de la mano de Admiral en Murcia), del atleta paralímpico Lorenzo Albaladejo, no son al uso. Entre los chicos que asisten a ella acuden algunos en silla de ruedas, otros tienen parálisis cerebral, o una discapacidad intelectual o física de mucha afectación… Menores que habitualmente pasan su tiempo en terapia , pero que tres tardes en semana durante una hora y media «disfrutan como deportistas, no como discapacitados», aclara Albaladejo, con un palmarés tan largo como espectacular: Atleta paralímpico de la categoría T38, considerado el mejor velocista con parálisis cerebral de la historia de España , Campeón de europa, doble finalista en Juegos Paralímpicos, 20 veces campeón de España, tres medallas de plata en World Games y dos veces 4º del mundo, entre otros galardones. Quizás por eso mismo, reflexiona en voz alta, «mi proyecto funciona tan bien porque trata a los niños con discapacidad igual que al resto, como un deportista más. De hecho, entrenan tres días como cualquier otro menor federado en un deporte en cualquier escuela deportiva». El problema en España, denuncia este atleta, «es que pensamos que a los chicos con discapacidad hay que ‘soltarlos’ un ratito en el campo a que corran, que se desfoguen, se cansen y luego llevarlos de vuelta a casa, cuando no es así. Al final, el objetivo de mis escuelas es tratar de brindar la experiencia y la oportunidad a estos chicos al más alto nivel, y permitirles que den su mejor versión, pero sin que influya para ellos el hecho de tener discapacidad o no». «Mi manera de conseguir mi versión máxima está en el ámbito deportivo y me he dado cuenta de que todo el mundo merece la oportunidad de que se le de ese aplauso de reconocimiento por haber dado lo mejor de sí mismo. Y para conseguir eso no hay ningún ámbito mejor que el deporte porque en la competición es el único ámbito donde no existen las mentiras. Un juez dará la salida, y es el único lugar que te va a demostrar si eres el mejor o si has mejorado no solo en tu posición sino en tu desempeño personal». El concepto de las Escuelas Deportivas ‘Corriendo Tras un Sueño’, explica Albaladejo, «es trasladar mi experiencia de más de una década en el deporte de alto nivel a la base del deporte Paralímpico«. »Nuestro objetivo es acabar llegando a todos los rincones de España. Tenemos el ‘know how’ y los protocolos para mantener un nivel alto de calidad sin importar el número de escuelas en desarrollo». «Queremos trabajar, queremos seguir ayudando a niños y adolescentes con discapacidad a acceder al deporte de manera gratuita. Necesitamos empresas e instituciones que nos aporten los fondos para seguir creando escuelas, porque el valor diferencial de nuestro proyecto es que tenemos material y profesionales de alto nivel de manera gratuita para los usuarios. Salones Admiral, que nos hizo la aportación para nuestra primera Escuela, nos dijo ‘no buscamos retorno de ningún tipo a nivel empresarial, solo buscamos apostar por un proyecto que ayude de verdad a personas, que se involucre desde la base, desde el barro’ y han quedado tan contentos con la primera que en menos de un año ya nos han confirmado que nos pagan una segunda escuela, porque han tenido un gran retorno incluso sin buscarlo». Se trata, explica, «de un proyecto único, y por eso está teniendo el impacto que está teniendo. Es verdad que hay clubes deportivos que acogen a estos chavales, e incluso algunos específicos de personas con discapacidad, pero este es otro concepto donde se les mete la misma caña que al resto. Vivimos en la cultura del ‘finisher’, donde cualquiera, por el hecho de terminar una prueba deportiva, ya cree que se merece una medalla, y eso lo que hace es promover lo contrario al esfuerzo». Todos los niños, recalca, «tienen que saber que las medallas se las llevan solo los tres primeros. Si las dan a todo el mundo, ¿dónde queda el esfuerzo y el reconocimiento al talento?. ‘Eso no es justo’, me dice la gente que tiene más afectación… Y yo les explico que no todo el mundo está hecho para ganar , sea en la discapacidad o en la no discapacidad, pero sí para dar lo mejor y lograr tu máximo potencial, que quizás consiste en ser el decimoquinto. Tu reto debe ser llegar a tu máximo », aventura. Albaladejo también cree que «hay que enseñar a saber perder, que es un problema en esta sociedad. Hemos creado un falso concepto de igualdad, donde se vende que todo el mundo merece lo mismo y no, las cosas se ganan…» , reflexiona Albadalejo. Él, por su parte, y tras una adolescencia complicada, se dió cuenta rápido de que lo que quería era conseguir los máximos títulos posibles. «Esa ambición me llevó, primero, a llevar al límite mi discapacidad, y después, a tratar de tener el máximo número de contactos y éxitos en el mundo deportivo». En la pista, Albaladejo ofrece «un producto ‘gourmet’, tal y como lo entienden en Estados Unidos o Reino Unido, donde desde el ámbito social son conscientes de que hay que invertir y mucho en el ámbito de las personas con discapacidad y hacer productos de calidad, no solo mirando el precio más bajo posible para sacar algo adelante». De hecho, tan solo en Murcia, la lista de espera de familias que se quieren apuntar es enorme. «Con respaldo, podría haber cuatro o cinco escuelas más sin duda», plantea. De momento, el próximo mes de enero abre la segunda, en San Javier y también gracias al apoyo de Admiral, «donde habrá menores con TEA (trastorno del espectro autista) , discapacidad intelectual y alguno con discapacidad física», apunta. Las mejoras que perciben las familias son extraordinarias. «Los niños con discapacidad tienen la agenda de un ministro. Debemos parar un poco y dejarles disfrutar también de su infancia . Los críos necesitan esa atención individualizada por parte de los monitores y entrenar, ya que los beneficios del deporte son incalculables : a nivel físico, social, de salud, de autotestima y autopercepción personal (muchos de los críos tienen muchos complejos) pero al ver que van mejorando, y que a base de repetición aprenden las cosas… mejoran esto. Hay que entender que a todo el mundo le gusta sentirse útil en la vida, y el deporte te permite adaptar la propia actividad deportiva a tu nivel, para ir sosteniéndote cada vez mejor y ver que cada vez eres más capaz. Y conforme van siendo capaces de desarrollar cualquier elemento técnico o táctico… tener esa satisfacción. Lo que sí que les digo, y muy alto, es que nunca permitan que nadie les diga que no pueden lograrlo. Eso, jamás », dice contudente. La realidad es que Lorenzo Albaladejo empezó a correr tarde, con 18 años. «Me pusieron una valla de menos de medio metro y me caí de bruces nada más saltarla. Mi entrenador, Salva Romero, dijo: ‘aquí tenemos trabajo’, y ese trabajo me llevó a la cima«. Pero su historia se empieza a escribir en el momento de su nacimiento, en mayo de 1990. «Hubo problemas en el parto. De hecho, a mi madre le tenían que haber hecho cesárea y no se la hicieron, por lo que nací con sufrimiento fetal agudo. Nací blanco, hubo caos… Cuando vieron que salía de esa le dijeron a mis padres que no sabrían qué afectación tendría, si llegaría siquiera a andar… Porque, en función de la parte del cerebro del bebé que haya sufrido durante el parto, no se ve cómo va a funcionar hasta que el pequeño se vaya desarrollando». Este deportista quiere recalcar que hay un error muy grave por parte por parte de la sociedad, que asocia automáticamente parálisis cerebral con discapacidad intelectual. «Siempre hay una discapacidad física, y esta puede llevar asociada una discapacidad intelectual o no». En su caso, él recuerda estar en terapia (o tratamiento) desde que tiene uso de razón. «Al final he tenido la suerte de que entre la Seguridad Social y mis padres he podido acudir a los mejores profesionales, neurólogos, logopedas, fisios, médicos rehabilitadores… que han hecho que yo me encuentre así de bien». La clave, insiste, «es que siempre le recomendaron a mis padres que hiciera deporte. Primero por el componente social, y segundo, porque una de las grandes características o mayores afectaciones de mi discapacidad, es la espasticidad muscular. Es decir, mis músculos son mucho más rígidos y la mejor manera de trabajarlo era el ejercicio físico». Aún así y gracias a todo el esfuerzo realizado, y porque como él mismo dice «he vivido la vida persiguiendo cada uno de mis sueños, y acabé siendo el mejor velocista español de la historia con parálisis cerebral en cuanto a marcas personales. Corrí tras el sueño de mejorar la inclusión a través del deporte de personas con discapacidad… y llevo años trabajando con el Comité Paralímpico Español , con el Comité Paralímpico Europeo y con muchos otros proyectos a nivel nacional e internacional, y ahora mis escuelas son la guinda del pastel: Cerrar el círculo que abrí en la pista de atletismo de mi pueblo con 18 años».
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Author : (abc)
Publish date : 2024-12-03 07:46:00
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