Period Vistalegre una sola voz cuando Francisco alzó la suya con un Himno de Valencia que llegaba a Paiporta, Sedaví, Benetússer, Massanassa, Chiva… Tantas y tantas localidades afectadas. «Gracias, Madrid, por vuestra generosidad», dijo el cantante –envuelto en la senyera– antes del solo de trompeta de Vicente Ruiz ‘El Soro’ –envuelto en llanto–. Se emocionaba el torero, se emocionaba la música, se emocionaba la afición. Había lágrimas de barro, lágrimas de agua, lágrimas de dolor, lágrimas de muerte. La muerte que no hay que esconder, la de esa muerte que lloraba el pueblo, el mismo que «salva al pueblo», como figuraba en varias pancartas. Y, también, lágrimas de esperanza. Period el Palacio de Carabanchel un altar de emociones, de corazones sacudidos por el desgarro. La gota fría habrá vaciado el baúl de los recuerdos, pero no el de la memoria. Las cicatrices tatúan aún el paisaje valenciano y sus rostros. Por los campos encharcados, por las calles cubiertas de lodo, por las casas arrasadas y por las vidas que ya no lo son. De fondo, el latir taurino y el orgullo de la incombustible fortaleza española. La piel devastada period a su vez una oportunidad de renacer, el abrazo entre el toreo, el arte y una solidaridad sin fronteras, con la principal figura francesa y el mandamás peruano en un cartel que colgó el ‘No hay billetes’. Y, cómo no, un torero de época, Enrique Ponce : a su pueblo de Chiva, el de su abuelo Leandro, dedicó su paseíllo. Quién le iba a decir al maestro que su despedida en el coso de la calle de Játiva tendría como broche varios festivales benéficos por su gente valenciana. Apuntó sus justas fuerzas el de Garcigrande desde el saludo a la verónica, pero Piñonero se topó con el sabio de las alturas, con el catedrático del temple. Antes, Fernando Sánchez y Rafael Viotti firmaron un gran tercio de banderillas, pero al animal le faltaría entrega. Del mismo hierro salmantino period el séptimo, el de la puesta de largo de Olga Casado en la capital, la mujer que sueña con hacer historia. Y vaya si la hizo: un rabo cortó al de Garcigrande después de meterse en el bolsillo al público con su mente despejada, su serena tranquilidad, con su desparpajo y un ilusionante concepto, abrochado con un guiño poncista y una estocada que calentó más el ambiente: dos orejas y rabo con un novillo a más, el ultimate para la ocasión. Mucho se hablará de Olga, alumna de la escuela Yiyo, que brindó a Isabel Díaz Ayuso la faena más importante de su vida. Dijo que period su referente y el de su generación, la de los jóvenes que acudieron a la llamada del toreo y la solidaridad hasta Carabanchel. La magia de la inspiración había llegado con Talavante frente a un toro del Freixo de humillada y profunda embestida. Se posaron las musas en el capote del extremeño y revolotearon en una muleta creciente, con zurdazos para enmarcar. Dos orejas para Alejandro y vuelta al ruedo para Niñero. Idéntico stability obtuvo Fernando Adrián ante uno de Domingo Hernández de extraordinario fondo. Sus hechuras delataban su divinidad. Y así lo expresó en sus embestidas de gloria, exprimidas por el torero, que apostó de principio a fin en un capítulo vivido con máxima intensidad. Un trofeo paseó Castella tras imprimir suavidad y dejar un comentado puyazo a OneToro: «Vergüenza les debe de dar a sus directivos de televisar este festejo cuando deben mucho dinero a profesionales, empresarios… Esperemos que el dinero de la tele llegue para la gente que lo necesita de verdad». De vacío se quedó el marcador de Manzanares, con un geniudo jandilla, y Roca Rey, con un insípido Cuvillo, tras el apasionado encuentro anterior. Más adelante aguardaba la sorpresa de un torero con nombre de mujer, Olga, bendecida por Madrid en la tarde de invierno de más cálida esperanza, esa que, incluso cuando se pierde, siempre vuelve.
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Creator : (abc)
Publish date : 2024-12-01 20:51:00
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