En el marco de la XXIII Bienal de Flamenco de Sevilla, anoche el saxofonista Gautama del Campo ofreció un concierto inolvidable bajo el título ‘Elementos’. Este espectáculo fue una declaración de intenciones donde se entrelazaron con maestría la elegancia del flamenco , la vitalidad del rock y el ritmo del soul y la música afroamericana, demostrando que, en la fusión de géneros, se esconde la esencia de su propuesta. El Teatro Alameda se convirtió en el templo sonoro que recibió a una formación excepcional, liderada por Gautama del Campo, acompañado por músicos de talla mundial: Ezequiel Reina en la guitarra flamenca, Pepe Bao en el bajo, Tino di Geraldo en la percusión y la voz inconfundible de Caraoscura. Desde el primer compás de ‘Saxoleando’ —una soleá de Triana pasada por el filtro de los saxos—, el público fue transportado a un universo musical que rompía las barreras entre lo jondo y lo moderno. El saxofonista declaró que era «un privilegio estar en la bienal» y desde el primer momento dejó clara sus intenciones, hacer disfrutar al público. Y fue un objetivo que superó con creces, no solo por su ejecución si no también por la complicidad con los asistentes tomándose la licencia de bromear con ellos en varios momentos de la velada. La noche estuvo marcada por la diversidad estilística. Desde los ritmos quebrados de ‘Calle Moraima’, una bulería en la que el saxofonista desprendió toda su energía, hasta en la contundente seguiriya. Gautama demostraba una y otra vez su capacidad para expresar tanto dulzura como desgarro, llevando el saxo al límite de sus posibilidades. En ‘Reflejos de Tetuán’ la influencia de la música norteafricana se hizo presente, que dio paso a un tema de pata negra, que acabó por convertirse en una especie de duelo entre el saxo y el bajo. Aunque cabe destacar que fueron muchos los instantes en los que el saxofonista se echaba a un lado del escenario y dejaba todo el protagonismo al resto de presentes sobre el escenario. El diálogo entre los músicos fue continuo y fluido. Ezequiel Reina aportó una sobria precisión a la guitarra flamenca, mientras que el bajo de Pepe Bao añadió un toque de modernidad y dinamismo al espectáculo. Tino di Geraldo, con su percusión, tejía atmósferas densas y rítmicas que sustentaban el vuelo improvisado del saxofón de Gautama. Y la voz de Caraoscura, cargada de matices y cadencias flamencas, añadía un toque de autenticidad, creando momentos de honda emoción. Destacó también el sentido narrativo del repertorio, que parecía contar una historia sin palabras. Las bulerías, tangos y seguiriyas no eran simples palos flamencos, sino que servían como vehículos de una exploración musical que encontraba resonancias en el jazz, el blues y hasta el rock progresivo. ‘Onde bass’ fue el momento en el que salió al escenario Caraoscura para aportar su peculiar toque siendo ejemplo de esta fusión impecable, con transiciones suaves entre el flamenco más puro y los ritmos más contemporáneos. La interpretación del tango estuvo marcada por los versos de ‘Una noche de amor’ del grupo Triana, tema que entonó tímidamente el público desde sus asientos, y que animó al propio Caraoscura a ponerse de pie y dar algunos pasos de baile a pesar de su movilidad reducida. Cercana la una de la madrugada ‘Huellas de Morón’ puso el punto y final por bulería con la colaboración especial de El Galli de Morón. En cada pieza, se podía sentir cómo Gautama del Campo lograba dar voz a lo innombrable con su saxofón, tal como él mismo describe, como si el viento en el instrumento fuera la respiración de un cantaor. A pesar del intenso calor que acechaba en el teatro por problemas en el sistema de ventilación y de ser un domingo a altas horas de la noche, el público se volcó con el espectáculo y acabó la noche con una gran ovación. El concierto ‘Elementos’ dejó claro por qué Gautama del Campo es una figura indiscutible del flamenco jazz. Su inconfundible estilo, la potencia expresiva de su sonido y su capacidad para fusionar estilos tan dispares lo convierten en un músico imprescindible en la escena flamenca contemporánea. Fue una noche donde la música trascendió las fronteras de los géneros, donde el flamenco se hermanó con el funk, el jazz y el rock, demostrando que, en su esencia, todos los lenguajes musicales comparten un mismo latido.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-09-16 01:25:09
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