Habla de la sanidad con la autoridad -y el desparpajo- que le imprime haber pasado directamente de su consulta de oncología radioterápica en el CHUS al despacho de conselleiro. Antonio Gómez Caamaño (Ferrol, 1962) es uno de los nuevos rostros del gobierno Rueda. Da sin miedo el salto a la política. «Me lo estoy pasando muy bien», confiesa, a la espera todavía del primer «quién me mandaría», que sigue sin llegar. Un reputado doctor, de larga y acreditada trayectoria profesional, se mete a conselleiro de Sanidad. La primera es obvia, ¿por qué? Porque cuando me plantearon la posibilidad de ser conselleiro pensé en todas las veces que como médico dije «si pudiese tomar decisiones para influir en aspectos de la asistencia sanitaria…». La coherencia en la vida es importante. No lo dudé ni un minuto. Cuando te ofrecen la oportunidad de ayudar desde el otro lado, me pareció lo mejor que me podía pasar. ¿Se siente más reconocido en el sector por ser un ‘conselleiro de bata blanca’? ¿Imprime otra ‘auctoritas’ venir de dentro del sistema? Alguien que viene directamente, en un espacio de tiempo tan corto, de la asistencia directa, te da una visión que no tienen los demás. Es una ventaja competitiva. Un ejemplo: discutir de cáncer conmigo es complicado, sobre todo si no sabes de cáncer. O discutir de la asistencia hospitalaria. Eso lo puedes trasladar a cualquier aspecto de la atención sanitaria. Habrá quien diga que la Primaria le quedaba lejos del hospital… Sí. Lo primero que hice en mi primera semana aquí fue hablar con un montón de médicos de Primaria (AP), para conocer de primera mano sus problemas reales y la mejor manera de abordarlos. Era consciente de esa limitación. Pero esto es medicina. El gerente del Sergas es médico de AP. ¿Faltaba esa sensibilidad? Probablemente sí. No solamente el gerente, también el director general de asistencia sanitaria viene de Primaria. Es una marca que yo quería poner, una declaración de intenciones. El problema que debemos abordar con más premura es la Atención Primaria, y lo vamos a hacer. Sin olvidar la atención hospitalaria, pero para eso ya estoy yo. ¿La Primaria tiene solución? ¿O tenemos que resignarnos ante un problema estructural? Le contestaré lo que me dijeron los médicos con los que hablé aquella primera semana: sí, la Primaria es recuperable. Recuperar la ilusión de trabajar en ella. A veces es un problema sobredimensionado. De tanto hablar de los problemas se da la sensación de que hay más de los que realmente existen. La atención que se da es muy buena en Primaria, pero tiene muchos problemas. Probablemente el más importante ahora es darle prestigio. En Suecia, hay dos profesiones que son las más admiradas: la de profesor y médico de primaria. Son un elemento básico de la sociedad. ¿Y cómo se devuelve ese prestigio? Posiblemente reconociendo que es el elemento clave del sistema de salud. Algo tan elemental a veces no se dice, con ese ‘centrohospitalismo’ que existe. Y después, dándole medios para que ejerzan su trabajo: que actúen como médicos. La gente de Primaria es muy vocacional, les gusta ver pacientes, ese contacto. Deben recuperar esa ilusión del contacto con las personas, porque lo que hacen con ellas tiene valor. Debemos eliminar la medicina marginal. Mucho trabajo de AP es burocracia pura, un 30%. Hay que eliminarlo al máximo: partes de baja, seguimientos de incapacidades, informes de dependencia, etc. Mucha gente va al médico de AP a eso. Hemos aprobado un plan de desburocratización que creo que va a dar resultados muy pronto. En dos años, todo ese trabajo debe eliminarse. Y potenciaremos el trabajo de otras figuras de AP que pueden ayudar a descongestionar, como los farmacéuticos, que pueden hacer un trabajo increíble para facilitar la adherencia de los pacientes a los tratamientos, los posibles efectos secundarios, interacciones, etc. Tenemos que potenciar también la enfermería. Prestigiar la AP es también meterla en la docencia universitaria, que haya más profesores asociados, facilitando que puedan hacer investigación y formación, dándole dispositivos que les permitan expandir su campo de trabajo. Y después, cuando nos vayamos a zonas de difícil cobertura, habrá que incentivarlo de alguna manera. Se han cubierto plazas por concursos de méritos, se han dado complementos salariales para plazas de difícil cobertura, se han ofertado contratos de tres años para dar seguridad… Y siguen faltando médicos de familia. ¿Qué más medidas se pueden plantear? Es que el déficit es muy elevado. Por un lado tenemos el envejecimiento de los profesionales médicos. El 40% de los médicos de hospital tiene más de 50 años, pero es que en la AP es el 60%. Es una población muy envejecida. Luego tenemos la desafección, gente que se ha cansado y se va. Se habla mucho de la emigración de los médicos. No, no. España es importadora neta de médicos. Es un dato, es cuantificable. Porque tenemos mucha gente que viene de Sudamérica. Y hay otro dato: en Europa con la pandemia murieron 50.000 profesionales sanitarios. Es una realidad que explica también ese déficit de médicos. La realidad es que en los últimos diez años, la densidad de médicos por 100.000 habitantes ha aumentado en España, por encima de la media europea. Y el número de médicos, también. En enfermería no pasa eso. La media es inferior a la europea, tenemos que fabricar enfermeras y potenciar su papel. Después tenemos que hacer más flexibles los horarios, que los puestos de trabajo sean más cercanos, permitir la conciliación. Son medidas que van más allá del salario. Las palabras más empleadas por la oposición son «desmantelamiento» y «privatización». Yo creo que eso ni cala ni va a calar en la sanidad pública. Me hace mucha gracia que nos acusen de venir a desmantelarla. Yo vengo de estar ahí, de defender la sanidad pública durante muchos años, y no con una pancarta ni con un micrófono. ¿Voy yo a desmantelar lo que he defendido durante toda mi vida? Es un argumento ridículo. Creo que tengo la credibilidad para decir eso. Y lo defiendo con mi trabajo, no con tuits. Lo de la privatización no es realista. Es una discusión absurda. A día de hoy es imposible hacer una asistencia sanitaria en España absoluta en términos de la pública, porque no tiene medios suficientes. Hay que usar la privada para lo que sea realmente necesario. Los conciertos deben ser pertinentes, justificados, adaptados a las necesidades reales, transparentes y homogéneos. El debate acaba ahí. Es ideológico. Es imposible hacer sanidad buena en España sin contar con la privada. Llevamos 18 días de julio. ¿Tienen un primer diagnóstico de cómo están funcionando los centros de salud con los mires? Por ahora estamos muy contentos. La presión esta que había, con los tours sanitarios más las concentraciones continuas, las declaraciones de gente que parece que sabe de todo, muy polivalente, parece que van parando. El feedback que recibimos de los centros de salud es bueno. Ayer [por el miércoles] estuvimos en Monforte. La gente de allí nos decía que era el año que mejor recordaban en mucho tiempo. Y hay más sitios así. A ver, este es un problema que sucede cada verano. La sanidad es un tema que preocupa a la población y gusta a los periodistas, es un ‘déjà vu’ continuo. Este año era más complicado por el problema de los mires. Pero estamos encantados. Los residentes de medicina familiar han tenido una respuesta espectacular, por encima del 85%, y la gente que se ha apuntado a la bolsa de los PAC son más de 350. Son casi 500 personas más que hemos metido de repente, muy criticado, pero que está funcionando. Pregunta de profano. ¿Tan determinante son esos tres meses finales de MIR para que el Ministerio les impidiera contratarlos sin supervisión? La gente que hace el MIR sabe perfectamente las capacidades de un residente de último año de medicina familiar y comunitaria. Hay gente que no se ha leído el programa formativo de la especialidad. Ahí se define que en el último año, el MIR tiene que ir alcanzando la independencia total, y acabar la residencia haciendo la consulta él solo. De hecho, tiempo atrás la especialidad de medicina familiar era solo de tres años. ¿Esos médicos no estaban capacitados? Por supuesto que lo estaban. Aquí lo haremos de manera supervisada para dar más tranquilidad. Los mires hacen muchísimas cosas a diario, en hospitalaria y primaria, solos. ¿Pasas de ser apto a no apto de un día para otro? Alguien hizo una comparación ridícula con las horas de vuelo de un piloto. Y otra cosa. Todos preguntamos, todos los médicos estamos supervisados. Es algo intrínseco a la práctica de la medicina. Si esto es así, y siendo la ministra médica de profesión, ¿por qué surge la polémica? La ministra tuvo que recular con este tema de los mires. El Ministerio mandó una carta a las CCAA defendiendo la posibilidad de que los mires pudieran trabajar en determinadas condiciones. A veces desde el Ministerio se plantean las cosas desde una visión más ideológica que de una manera práctica que pueda impactar en la red asistencial. ¿Somos serios o no? ¿Hay un problema de déficit de médicos? Sí. ¿Quién tiene la culpa? No me importa, pero sí sé quién puede solucionarlo. Para generar médicos hacen falta medidas que parten del Ministerio de Sanidad. ¿Eso cómo se hace? Y sobre todo, ¿se puede lograr a corto plazo? El problema es que a corto plazo, no. Donde puede impactar el Ministerio es en el medio plazo: más plazas MIR, más homologaciones… Eso no se verá hasta dentro de 4 o 5 años. El déficit de médicos se calcula que se podrá resolver en diez o doce años, más o menos. A corto plazo solo puedes gestionar lo mejor que sepas, y captar todo el talento dentro de tu Comunidad Autónoma. Porque vamos a competir unas con otras. ¿Y los codazos van a ser salariales? Van a ser de todo tipo. Lo que tenemos es que hacer atractivas las plazas, de múltiples maneras. Esto es un problema de oferta y demanda. A corto plazo hay que retener el talento que formamos aquí. A medio, las medidas del Ministerio. Y a largo ya habría que pensar en medidas como plazas en la universidad. -¿Hacen falta más plazas de Medicina en las universidades? -Tienes que planificarlo muy bien. A día de hoy la gente que sale de las facultades está por debajo de las plazas que ofertas de MIR. Nuestra media de producción universitaria de médicos es muy similar a la europea. Es claramente inferior en enfermería, y hay que aumentar rápido esas plazas. En médicos, yo creo que no se soluciona haciendo una nueva facultad. Eso hay que medirlo para no irte al lado contrario y que haya un paro terrible. Listas de espera. Ha sido muy criticado por decir que le producen una «preocupación relativa» Y lo seguiré diciendo. Es lo que creo. Las listas de espera me preocupan porque sé la ansiedad y la incertidumbre que generan en un paciente con un problema de salud que tiene. Pero para mí lo importante es el resultado que va a tener ese paciente con su problema de salud. Así tenemos que enfocarlo, en cómo una demora en el acceso a una prueba o un tratamiento perjudica en términos de salud al paciente. Es una perspectiva distinta de plantear la sanidad, pero a mí como paciente lo que más me importaría es que me solucionaran el problema, no tanto el tiempo que estoy en una lista de espera, que asumo que es incómodo. Los tiempos tienen que ser rápidos, y vamos a trabajar en eso. Han renovado esta semana algunos miembros del comité de garantías para la eutanasia. ¿Cómo se combina el juramento hipocrático con ayudar a morir a una persona? -Para mí es totalmente compatible. Vengo del mundo de la oncología, que tiene bastante relación con los cuidados paliativos. Me lo dijo el profesor Forteza, uno de mis mentores, un gran patólogo: «Mira Antonio, la única virtud que debe mantener un médico hasta el final de su vida es la compasión; si la pierdes, dejas de ser médico». El cuidar a un paciente que se está muriendo es compasión.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-07-21 10:04:06
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