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Feliciano López: «No somos conscientes de lo que hemos vivido con Rafa Nadal»

Feliciano López:  «No somos conscientes de lo que hemos vivido con Rafa Nadal»



A Feliciano López le encanta hablar de tenis. Se explaya en sus respuestas porque todavía lo lleva muy dentro. No ha dejado de ser tenista, ni lo hará nunca, aunque ya no salga su nombre en los cuadros finales. Campeón de siete títulos, ahora observa el torneo del que es director con la tranquilidad de saber que tiene un gran equipo detrás y que ha ido aprendiendo en estos años en el puesto. Le apetece que disfruten los jugadores lo que él también habría querido disfrutar. Aunque podría poner en aprietos todavía a más de uno en una pista, recurre a la charla con ABC para añorar un poco el tenis que él vivió. –¿Cómo está viviendo este año de Rafa Nadal? –Lo vivo con tristeza como aficionado. Porque creo que Rafa es muy necesario para el tenis, a todos los niveles. Y como amigo me encantaría que pudiera acabar su carrera haciendo lo que más le gusta: jugando al tenis. Espero que nos dé una alegría porque se merece, como mínimo, disfrutar del tenis en esta última etapa de su carrera. Sería un poco injusto que un campeón como él tenga que dejar de jugar de una manera no tan bonita. –Más allá de la parte emocional, ¿qué ha cambiado Nadal dentro del tenis? –El Rafa de ahora, comparado a cuando irrumpió en el circuito, son dos jugadores muy distintos. Cuando empezó era una potencia y una energía brutal, con una capacidad de recuperación increíble, una derecha muy potente; y en los últimos tiempos, es un jugador muchísimo mejor tenísticamente. De solo golpes, son mucho mejores: saques, revés cortado, revés, volea. Tiene mil recursos más. Siempre ha tenido la capacidad de evolucionar. Tenía a Federer, Djokovic, Murray… todos evolucionaban y Rafa siempre ha tenido en su mente mejorar y ha sido muy exigente consigo mismo. Ahora mismo es muchísimo mejor que cuando empezó. Pero ahora tiene 37 años y empezó con 18. El cuerpo no es el mismo, y eso que ha tenido la capacidad de jugar 20 años, ganando los torneos más importantes del circuito. Y con una carrera plagada de lesiones. Que no se olvide que, con 35 años, después de todo lo que llevaba, con el parón que tuvo, antes de la lesión en las semifinales de Wimbledon 2022, había ganado Australia y París. Es una locura. No somos conscientes de lo que hemos vivido. –Y ahora, Alcaraz. Reconoció que tuvo dudas durante unos meses, que no era él y no fluía su juego. ¿Tan difícil es lo que decía Nadal de aprender a ganar jugando no tan bien? –Es una de las cualidades más importantes que han tenido siempre los grandes campeones: el poder ganar jugando mal. O no tan bien o no tan brillante. Pero depende mucho de los estilos de juego. A lo mejor jugar brillante para Djokovic no es lo mismo que para Alcaraz o para Medvedev. Cada uno tiene una forma de ser y de entender el tenis y eso influye en cuáles son tus exigencias en la pista. Alcaraz es evidente que disfruta cuando se siente cómodo y le salen este tipo de jugadas que te levantan del asiento, cuando sonríe, cuando está feliz. En ese estado mental y de alegría su tenis fluye. Confesaba que había estado unos meses más apagados. Pero es entendible. Es más difícil el mantenerse arriba que el llegar. Es el número 1 más joven, pero cuando llegas todo el mundo espera que ganes, y no cualquier torneo, espera que ganes los Grand Slams. La presión de ganar. Lidiar con todo eso no es fácil para cualquiera y más cuando eres tan joven. Y aun así, tiene una madurez que es impropia de un chaval de su edad. Me alegré de que triunfara en Indian Wells y que recupere su mejor juego de cara a lo que falta, que está empezando el año todavía. –¿Es normal que confiese estas dudas en público? –Me parece bien que un jugador reconozca sus debilidades y reconozca si ha hecho bien o mal. Es un chico trabajador, que le encanta entrenar, está superbién rodeado con gente superprofesional. Con un amigo y compañero como Juan Carlos [Ferrero]. Alcaraz es un talento brutal que ha conseguido cosas impensables demasiado rápido. Y es normal, todo es un proceso. El que veremos en siete años será muy diferente al que vemos ahora. Estos jugadores tan buenos tienen la capacidad de ser mejores, y la exigencia de los rivales los hace ser mejores. Con Sinner esa rivalidad les va a hacer mejores a los dos. –También ha hecho un gran avance Sinner, ahora por encima del español en el ranking. –Sinner ha hecho una evolución enorme y no es que Carlos se haya estancado, es que ya había ganado muchas cosas antes que Sinner. ¿Por qué Sinner no había ganado un Grand Slam? Es que no es tan fácil. No es solo ser un buen atleta, tener un buen tenis o una buena cabeza, hay que poner todo junto para llegar a esos niveles y objetivos. Una exigencia tan elevada, que a veces las personas que no saben lo que es, no son conscientes de esa realidad que es estar siempre en la élite, y más con la rivalidad y en un deporte individual. El tenis si tienes un mal día difícilmente vas a poder salir adelante. Todo eso, en chicos tan jóvenes lo veo admirable. Me sigue sorprendiendo que haya alguien de 19, 20 años que tenga la capacidad de ganar y de perseguir sus objetivos. –Ahora a los entrenadores se los escucha hablar en la pista, ¿favorece o perjudica al jugador? –Debería ayudar pero tampoco hay tantos momentos. Los entrenadores suelen estar bastante alejados, no te vas a poner a gritar. La regla dice que puede comunicar, dar alguna indicación, pero no una conversación. Me parece una ayuda, hay gente que está en contra. El tenis ha sido un deporte único siempre porque no te podía decir nada el entrenador. Era algo muy especial que hacía que desde pequeño tuvieras que aprender a resolver los problemas tú solito en la pista. Me parecía muy bonito y especial, pero no estoy en contra del ‘coaching’. Al final, estás trabajando con alguien todo el año, cada día, para que en el momento más importante no te pueda ayudar; era el argumento de la gente que está a favor. Respeto los dos, pero sí creo que era algo que le daba al tenis ese toque diferente a todos los deportes: resolver los problemas solo, sin ayuda. –¿Deja menos inteligencia o improvisación? –Exacto. Era el único deporte. Y desde pequeño te acostumbras a eso. Solo en la Copa Davis se permitía que el capitán te diera alguna indicación. Lo de no tener indicaciones era algo que me gustaba mucho. Es una de las enseñanzas más importantes que el tenis te puede dejar: desde muy chiquitito te acostumbras a estar ahí solo, a aguantar la frustración, los malos días, buscar cómo puedes hacer daño al rival, si te está haciendo algo daño intentar contrarrestar. No digo que se pierda del todo con el ‘coaching’ porque el entrenador es difícil que te pueda decir muchas cosas, pero era algo muy bonito. –¿El futuro del tenis y del deporte en general pasan por Arabia? –No creo. La irrupción de Arabia en el mundo del deporte trastoca los planes de mucha gente. Pero no creo que pase el futuro del deporte por ahí. Porque antes de que llegaran el deporte estaba muy arriba ya. En concreto el tenis. En los últimos 20 años, antes de la llegada de Arabia, ha crecido brutalmente. A nivel de premios económicos y del circuito en general. El haber tenido a Rafa, Federer y Djokovic, que son los mejores jugadores de la historia, juntos en una misma generación, contribuyó muchísimo a ese crecimiento. Los Grand Slams han sido generosos. En cuanto al aumento que ha habido de premios en los últimos 20 años. Obviamente ha sido paulatinamente a lo largo de los años. Pero ha sido extraordinario. Es exponencial. Y esto de Arabia es una ayuda más. Obviamente económica. Al final es un país que está invirtiendo muchísimo dinero en el deporte. Lo hemos visto en el golf. Todo el caos que creó la irrupción del LIV, con las peleas con el PGA Tour. Al final yo creo que un interés tan grande de un país, mientras sea positivo para el deporte, y lo pueda hacer crecer, los circuitos se puedan ver beneficiados de eso. No me parece mal. –¿Entiende que haya gente que haya visto de forma un poco más negativa que Nadal se prestará a estar con la Federación de Arabia? –No soy nadie para cuestionar eso. Y menos a un jugador como Rafa. Hoy en día cualquier cosa que hagas o digas, va a ser criticada. Es un tema personal. No me gustaría entrar en mucho detalle. Pero lo que sí creo es que no se ha entendido muy bien cuál es la idea que tienen ahí. Pero es algo personal y no voy a valorar mucho más. –¿Quizá con tanta oferta económica se haya perdido ese sentimiento de tradición en los jóvenes? ¿Les puede impresionar menos jugar en Wimbledon que a otras generaciones? –Sí, bueno, a ver, lo que sí creo es que la generación de jugadores jóvenes de ahora son completamente diferentes a como éramos los de mi generación y los de la siguiente incluso. Son 20 años de diferencia, pues la que había en el medio también era un poco diferente. Ni mejor ni peor. Creo que los chicos jóvenes de ahora viven en un mundo y en una sociedad completamente diferente a la que a lo mejor vivía yo cuando empecé a jugar al tenis y empecé a viajar. Y entonces es difícil comparar. Evidentemente yo creo que no hay tanto conocimiento de lo que es la historia del deporte. Con todas las plataformas, redes sociales, etcétera, hace que la gente joven dedique su atención y su tiempo en esto. Y antes existía más la posibilidad de poder juntarte con gente de otros equipos, charlar. No éramos ni más inteligentes ni menos, simplemente teníamos otras inquietudes porque tampoco teníamos tantas cosas de las que disfrutar. Antes viajabas con una persona, ahora los jugadores viajan con siete, ocho personas. Son momentos distintos que vive el mundo. –Y en cuanto al juego, ¿cuánto ha cambiado? –Ahora todos los jugadores tienen un estilo de juego más o menos parecido: más o menos completo, que pega muy fuerte… Y también una forma de ser parecida. Cuando yo jugaba, era de los altos. La medida de altura actual es por encima de 1,88. Muchos pasan el 1,90 y no solo eso, sino que se mueven como jugadores de 1,80. Ha cambiado muchísimo todo. Las personalidades también, la forma de jugar, el estilo. Es un mundo diferente, ni mejor ni peor. Hay grandes jugadores, grandes personalidades. La llegada de Carlitos es muy buena: un jugador con personalidad, que juega distinto, que no tiene miedo a enfrentarse a los mejores. Ese tipo de jugadores son muy necesarios. –Lo que sí se está perdiendo mucho es el revés a una mano. ¿Es imposible ahora en este tenis tan potente? –Sí, es un buen debate ese. Yo soy un firme defensor del revés a una mano, obviamente. Tiene muchas ventajas y algunos inconvenientes. Quizá en el tenis de ahora, donde todo el mundo juega a una velocidad altísima, el tener un revés a dos manos te ayuda en algunas cosas, pero también te perjudica en otras. Hay que encontrar un equilibrio. Salió Stefanos Tsitsipas del ‘top ten’ y no quedaba ningún revés a una mano. Y en el top 100, no sé si había un 5 o un 6%. Me parece increíble. Son nuevas generaciones, nuevos materiales, estilos de juego que van realmente encaminados al revés a dos manos: atacar desde la primera bola en el resto. La gente no sube a volear nada. Históricamente los mejores voleadores han sido los que tenían revés a una mano. Los de dos manos, históricamente, no han sido grandes voleadores porque perjudica esa forma de coger la raqueta. Y eso es un perjuicio, pero luego hay muchas ventajas. A mí me da un poco de pena, porque creo que el revés a una mano era un componente muy bonito del tenis, que aportaba cosas diferentes. Y a lo mejor dentro de 20 años esto da un giro. Y vuelven todos a sacar y volear. Y volvemos a la época de John McEnroe o de Pete Sampras. –Estilos muy distintos, ¿no? –Exacto. Es lo que me parece más increíble del tenis, ese contraste tan grande de estilos que ha habido en la historia. Solo en el tenis juegas en superficies distintas: tierra batida, hierba, pista dura, pista cubierta, al aire libre. Eso es único. Y gracias a eso, había jugadores de mil estilos. En los 60, 70, 80, los americanos y australianos, que tenían muchas pistas de hierba en sus países, subían, atacaban. Después, los jugadores más latinos de la tierra. En los países nórdicos, con las pistas cubiertas por el tiempo, pues eran jugadores mucho más agresivos. Me da pena que eso se pierda, porque me parecía lo realmente increíble del tenis. Encontrar un tío que saca y sube, uno que juega muy bien de fondo, eso era lo bonito. Es el momento que estamos viviendo y hay que adaptarse, no queda otra.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-04-27 20:30:58

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