La vicepresidenta de Ecuador, Verónica Abad, «desterrada» en la embajada de Tel Aviv como envida especial del país andino para la paz en Oriente Medio, se quejó este fin de semana de que el presidente Daniel Noboa no se interesara por cómo se encontraba tras vivir en un búnker el ataque realizado por Irán contra Israel. El que fuera compañero de tícket electoral de Xiomara Castro en Honduras , Salvador Nasralla, acaba de romper definitivamente con la presidenta y dejar su cargo institucional. La vicepresidenta argentina, Victoria Villarruel, mantiene una relación compleja con Javier Milei , con quien se ha visto enfrentada especialmente en el último mes. En los sistemas políticos ‘hiperpresidencialistas’ latinoamericanos, donde la figura del presidente tiene un poder mayor que en otros países que, aun siendo también presidencialistas, cuentan con más contrapesos institucionales, el papel del vicepresidente se ve especialmente reducido . Esto no fue significativo cuando existían partidos políticos fuertes (al menos sus siglas, porque nunca dejaron de ser algo muy personalistas), pero hoy que los partidos tradicionales se han fracturado o desaparecido y la presentación parlamentaria se ha atomizado, surgen más diferencias operativas entre las dos personas que se presentaron juntas a las elecciones. Antes, el candidato presidencial escogía como compañero de fórmula a un ‘subalterno’ de su grupo; hoy muchas veces el candidato forma una coalición con alguien de otro partido o que encarna otros matices ideológicos con los que ampliar la oferta electoral. Una vez elegidos, el presidente quiere seguir el hábito del poder omnímodo , pero el vicepresidente reclama su espacio. La introducción de la posibilidad de reelección presidencial inmediata del presidente en varios países de la región también añade presión a la relación entre uno y otro, pues el presidente que piensa optar a repetir mandato puede ver en su vicepresidente a un posible candidato rival en las siguientes elecciones. Honduras La ruptura que se ha producido en Honduras entre la presidenta Castro y su ‘vice’ Nasralla (el puesto se llama oficialmente ‘primer designado presidencial’) estaba bastante cantada. Sin posibilidades electorales por separado, ambos juntaron sus dos partidos en las presidenciales de 2017, con Nasralla como líder del tícket, y luego en las de 2021, con Castro como presidenciable. Desde que entonces alcanzaron el triunfo, Castro y su entorno, entre el que se encuentra su marido, el expresidente Manuel Zelaya, han marginado a Nasralla. Noticia Relacionada reportaje Si La ‘tuitplomacia’ convierte a Iberoamérica en un polvorín Susana Gaviña El lenguaje, sin filtros, de sus líderes políticos a través de las redes sociales y plataformas digitales ha generado crisis como actual de México y Ecuador Las quejas de este han sido frecuentes. «Soy la persona gracias a la cual ocupas la presidencia de Honduras», le dijo hace unos meses públicamente a Castro, quien nunca ha querido recibirle; ella contestó que Nasralla ha estado «recibiendo salario sin cumplir sus responsabilidades» . El expresentador de televisión anunció el 1 de abril su renuncia al puesto y su intención de presentarse a las presidenciales de 2025. Ecuador En el caso de Ecuador, no es que las desavenencias vinieran de atrás como en Honduras, pero la ruptura se produjo desde el primer día. Cuando en el arranque de la campaña electoral nadie se imaginaba que llegara a presidente, quizá ni siquiera él mismo, Daniel Noboa escogió como compañera electoral a Verónica Abad. Buscó una mujer, de perfil conservador, que compensara su carácter menos ideológico (en realidad se definía a sí mismo como de centroizquierda). Una vez en la presidencia, el empresario ha ejercido el poder con absoluto control (la orden de asaltar la embajada de México muestra el personalismo de sus decisiones), «desterrando» a Abad a la embajada de Tel Aviv, donde se queja no tener chofer. «No podemos tapar el sol con un dedo. El presidente me quiere lejos» , comentó cuanto tuvo que marchar a su destino. Argentina Bastante calcado al proceso seguido en Ecuador es lo que sucede en Argentina. Con opciones aún lejanas de alcanzar la presidencia, Milei escogió a Victoria Villarruel como acompañante electoral. Adscrita a su partido, ella aportaba el perfil propiamente conservador que a Milei le faltaba; suponía además un especial un guiño a la derecha argentina, dadas las conexiones familiares de Villarruel con el sector militar. Centrado en los asuntos económicos, Milei parecía dejar espacio a Villarruel para ciertas batallas ideológicas (tanto ella como la ecuatoriana Abad se han mostrado en sintonía con el partido español Vox, si bien el propio Milei ha cuidado también esa relación). Sin embargo, el resquicio de poder que Argentina reserva a quien ocupa la vicepresidencia, como máxima autoridad del Senado, ha llevado a Villarruel a roces con Milei. «No me voy a convertir en Cristina Kirchner» ha dicho, en referencia a la oposición que esta hizo, como jefa del Senado, al presidente Alberto Fernández. «Mi compromiso con Milei es inclaudicable», insiste, pero el toque de atención desde la Casa Rosada también ha sido claro, aunque solo se han producido desacuerdos de táctica parlamentaria.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-04-16 04:21:05
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Presidentes contra sus ‘vices’
