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El mapa administrativo de Galicia, que recoge y delimita sus 313 concellos –la Carta Geométrica de Galicia de Domingo Fontán– se acerca a cumplir 200 años de uso sin haber visto apenas cambios. Pese a los intentos por reducir la planta municipal gallega, la cultura de arraigo local y la falta de consenso político han sido, y son, barreras que frenan en seco la gran mayoría de procesos que aspiran a conseguirlo. Especialmente las fusiones entre municipios, a las que presta especial atención el recientemente anunciado plan autonómico que revisará la eficiencia de la distribución del territorio en materia de calidad de vida y acceso a servicios públicos, entre otras cuestiones. El actual mapa fue aprobado entre 1836 y 1840, durante el reinado de Isabel II. En declaraciones concedidas a Europa Press, Rubén Lois, catedrático de Análisis Geográfico Regional de la USC –y uno de los autores del estudio tras el citado plan de la Xunta–, expone que desde entonces «es estable casi en su totalidad», con cambios «pequeños» que afectaron mayormente a las ciudades, que fueron anexionando otros municipios limítrofes a ellas; aunque hubo fusiones y segregaciones puntuales –con estas últimas, frecuentemente, fracasando en su intento por consolidar el nuevo concello–. Por herencia histórica, apunta el experto, los concellos «están arraigados» como el modelo de administración más cercano a la ciudadanía a ojos de la población gallega, y muchas veces esto complica el proceso de las fusiones; si bien existen casos «muy salteados y excepcionales» en los que llegó a completarse, como en los de Celanova y Acevedo do Río, en Orense; o de A Pontenova y Vilaoudriz, en Lugo. Lois explica que «el balance ha sido muy pobre porque hay un tema de sentimiento de vecindad por su municipio, que aunque fuese más lógico unir esfuerzos en esos municipios, perder un poco esa identidad, es muy fuerte y eso es lo que lleva a un rechazo general a las fusiones». Y a la falta de consenso social se une la del político: «Perder cargos, para los partidos y para los políticos es muy duro, y eso también es un componente muy importante», pondera. Así, llegado cierto punto, comenzaron a «observarse problemas», especialmente entre los municipios más pequeños del rural, que corrían el riesgo de acabar con «administraciones muy débiles para hacer frente a la prestación de servicios»; escenarios de «inframunicipalismo», resume Lois. Dificultades, apunta, que pueden «agravarse» con la despoblación, una problemática que afecta profundamente a la Galicia actual. El debate en torno a la posibilidad de «agruparse, comarcalizarse, mancomunarse o fusionarse» es recurrente y suele impulsarse en épocas de crisis, buscando reducir costes. «Es mucho más eficiente un ayuntamiento de 5.000, 8.000 o 20.000 habitantes que uno de 1.000 o 1.500 (…), lo que nos dice que con 50 o 60 unidades –en el conjunto de Galicia– se podría gestionar mejor«, concluye el experto.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-09-29 21:22:57
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